A 70 años del asesinato de León Trotsky; acerca de los episodios Majno y Cronstandt

A 70 años de que el asesino Ramón Mercader, gánster stalinista, asestara el golpe que acabaría con la vida de León Trotsky es pertinente hacer una breve revisión de dos episodios que han sido desvergonzadamente utilizados por “historiadores” burgueses (como Robert Serrvice) para arrojar lodo y tierra sobre los dirigentes de octubre Lenin y Trotsky e identificarlos con el brutal régimen de Stalin; la memoria de Octubre tiene que ser enterrada bajo una “montaña de perros muertos” pues el peligro de su ejemplo sigue quitando el sueño a la clase dominante y sus plumíferos a sueldo.

En efecto el aplastamiento de la guerrilla de Majno (1919) y la represión de la insurrección campesina de Cronstandt (1921) ha servido para armar una amalgama que pretende identificar las brutales purgas stalinistas (que liquidaron al partido de Lenin y enviaron a los Gulag a millones de personas) con las medidas implementadas por Lenin y Trotsky para defender la revolución amenazada de muerte. La amalgama, por supuesto, consiste en “pasar por alto” condiciones de tiempo, métodos y condiciones.

Revolución invadida

Los dos episodios no pueden ser comprendidos sin referir a las horribles condiciones de la guerra civil que azotó por 3 años la Rusia soviética con la intervención de 21 ejércitos extranjeros; condiciones espantosas de miseria y hambruna (ante el retraso y los fracasos de la revolución mundial) que provocaron episodios de canibalismo; amenazando de muerte a la revolución recién nacida. En su biografía de Trotsky (en realidad coescrita junto con la viuda de Trotsky) Victor Serge describe la situación:

“Hacia el verano de 1919, la situación se hizo extremadamente crítica. Desde el extranjero, parecía que la República de los Soviets estaba condenada a perecer rápidamente. El hambre hundía a las ciudades en lenta agonía. Las epidemias de tifoidea y de tifus se extendían por todo el país; aquí y allá estallaba el cólera. El bloqueo decretado por Francia e Inglaterra impedía todo contacto con el exterior: ni una carta, ni un periódico, ni una caja de medicamentos llegaba desde afuera. Los japoneses intervenían desde el Extremo Oriente; los checoslovacos se escalonaban sobre las vías férreas, entre el Ural y Vladivoctok; los británicos ocupaban Arcángel; los finlandeses ocupaban Carelia; un grupo alemán guerrilleaba en los Países Bálticos; rumanos y franceses ocupaban Odesa, para abandonarla luego. Los ejércitos blancos de la contrarevolución, alentados y aprovisionados, cercaban al país rojo: al Norte, apoyado por los británicos, el general Miller; en la frontera con Estonia, atacando Petrogrado, el general Yudenicht; al Oeste, la bandas blancas y una Polonia hostil; al Sur, el numeroso ejército voluntario del general Denikin; al Este, ocupando el Ural y Siberia, el almirante Koltchak (…) ”

En estas fechas el territorio soviético se reducía, prácticamente, al antigua principado de Moscovia.

Crueldad sin límites

No existen dudas de que si la reacción triunfaba ahogaría en sangre a la población y, por supuesto, destruiría las conquistas de la revolución (revolución agraria, nacionalización, reformas progresistas), cuando los blancos tomaban el control del territorio procedían a masacrar a la población y regresaban las tierras a los terratenientes. Para tener una idea del terror indecible que los ejércitos de la reacción, bendecidos por las “civilizadas” potencias imperialistas, ejercían sobre la población obrera y campesina leamos lo siguiente:

“Con la ayuda de la división alemana de Von der Goltz, los blancos aplastan a los rojos a principios de abril y desatan un terror inaudito; mujeres y prisioneros, alineados delante de muros o fosas, son abatidos a disparos de ametralladora; se elimina a los heridos y se amontona a 80 mil prisioneros en la cárceles o en los primeros campos de concentración en la guerra civil. El saldo del terror asciende a 35 mil muertos, fusilados, arrebatados por el hambre y el tifus .”

Los métodos te terror descritos, por ejemplo, por el propios general blanco Kornilov son bastante claros: “Aun cuando haya que quemar la mitad de Rusia y derramar la sangre de la tres cuartas partes de la población, lo haremos si es necesario para la salvación del país” o leamos ésta otra “perla de humanitarismo” y legalidad burguesa: “Donde se fusila a la genta como perros, reina la paz, la prosperidad y un sentido muy afinado de legalidad ” Los campesinos sublevados en Tambov (1920-1921) “cortaron a hachazos las manos y los pies de los comunistas que habían capturado, les arrancaron los ojos, los destriparon a golpes de horca o los quemaron vivos en hogueras a cuyo alrededor bailaban de júbilo” Los cosacos no se quedaban atrás:

“(…) organizaban sopas comunistas en las aldeas de mayoría judía: ponían a hervir a judíos comunistas en enormes calderos e invitaban a los otros cautivos a comer la carne cocida de sus camaradas, so pena de sufrir la misma suerte. Innumerables niñas y muchachas judías fueron violadas por cosacos que a continuación les hundían el sable en el bajo vientre hasta la empuñadura .”

¡Sólo una monja o un burgués cínico le negaría a una revolución defenderse contra ésta clase de barbarie apoyada y financiada por el imperialismo!. En estas terribles condiciones se explica el fusilamiento de la “familia real”, la idea de los bolcheviques era armar un juicio público contra los crímenes del Zar y la zarina (masacres, progromos, torturas, etc), sin embargo, las tropas Checas se aproximaban a Ekaterinburgo en donde se encontraba arrestada la familia real, el peligro de su liberación era inminente (las tropas Checas toman Ekaterinmburgo unos días después del fusilamiento abriendose camino hacia Moscú) dando una cabeza coronada, con su dinastía sucesoria, como estandarte a la reacción blanca, la familia real es fusilada por la Checa local el 16 de julio de 1918, Trotsky se enterará después de la decisión tomada por la Checa local, al parecer, con la aprobación de Lenin. Resulta muy revelador sobre los métodos democráticos del partido de Lenin el que incluso en medio del infierno de la guerra civil la democracia partidaria y de la internacional comunista no se rompió.

Ingenua clemencia

Los bárbaros métodos de crueldad de las bandas fascistas contrastaban con la humana indulgencia que la revolución mostró contra sus enemigos en los primeros meses de la guerra civil y los métodos de convencimiento político que Trotsky, el dirigente del ejército rojo, emplearía, como regla general, para ganar a los campesinos e inclusive para tratar a desertores de la revolución y terroristas de ultraizquierda; el humanitarismo se extendía incluso a los ejércitos reaccionarios. El 27 de Octubre, apenas unos días de que los bolcheviques tomaran el poder, el general Krasnov avanza hacia la capital para aplastar a la revolución. Krasnov es detenido el 1 de noviembre ¡Trotsky dispone un simple arresto domiciliario que Krasnov burlaría fácilmente!, la indulgencia humanitaria saldría muy cara: “En 1941, Krasnov establecerá en la Wehrmacht una división de cosacos que colgarán o acuchillarán a millares de aldeanos y patisanos. ”. Los adversarios de la revolución eran liberados simplemente al dar su palabra de que no se volverían a alzar con el régimen soviético, ¡pero la reacción burguesa no tiene palabra más que la defensa de sus privilegios!. La Checa (la comisión para la represión de la contrarevolución) limitaba sus actividades a simples arrestos, en 1918 Dora Kaplan (socialista revolucionaria) hiere a Lenin con un disparo, Lenin se opone a su fusilamiento.

“El partido se esforzaba por moderar la dureza de la instituciones locales… Mientras en los primeros seis meses de su actividad, desde diciembre de 1917, las comisiones extraordinarias de represión (Checas) no habían fusilado más que a veintidós personas, más de seis mil ejecuciones produjéronse en los seis últimos meses de 1918, de acuerdo con las estadísticas oficiales, manifiestamente deficientes. Por terrible que fuera, el terror rojo no podía compararse, en cuanto a amplitud, con el Terror blanco que asolaba la pequeña Finlandia. En el mediodía, la contrarevolución masacraba a los revolucionarios y consideraba que cualquier obrero era, por definición, un pro-bolchevique. Los rojos respondían con la masacre de los oficiales y los burgueses prominentes .”

Sobre Trotsky el “implacable fusilador” (Stalin, ya durante la guerra civil, promovería, tras bambalinas, la acusación de que Trotsky fusilaba comunistas, Trotsky ofreció su renuncia para que se investigara la dirección del partido rechaza la renuncia y desestima la acusación por falta de pruebas; sería Stalin el que fusilaría sistemáticamente a todo el partido Bolchevique), se han escrito muchas leyendas malintencionadas, es verdad que Trotsky redactó decretos draconianos amenazando a la reacción, a los traidores y a los desertores con la pena de muerte (sería imposible esperar otra actitud en un contexto semejante) pero la mayoría de la veces los decretos se quedaban en el papel, Trotsky se opuso a los fusilamientos sumarios y, cuando la situación lo ameritaba, daba muestras de una extraordinaria flexibilidad en materia de sanciones; así, por ejemplo, cuando Muranov, responsable militar de una división del ejército rojo, se subleva; el consejo de guerra decide fusilarlo, Trotsky gestiona su admistía y le asigna un nuevo mando en el Don donde juega un buen papel. “Así, Trotsky une la exigencia de la disciplina a la flexibilidad política. Mironov se ha sublevado, peros sus extravíos pueden corregirse”. Otro ejemplo notable es el de Blumkin socialista revolucionario que asesina al conde Mirbach, embajador alemán en Moscú, con el objetivo de provocar la guerra y boicotear las negociaciones de Brest-Litovsk, condenado a muerte Trotsky lo visita en su celda ¡y lo convence de las ideas bolcheviques!, partidario de Trotsky Blumkin sería ejecutado por Stalin. Si de algo podemos acusar al partido bolchevique durante los primeros meses de la guerra civil no es su crueldad sino su exceso de indulgencia.

Como hemos visto bajo los latigazos crueles de la contrarevolución las checas locales comienzan con los fusilamientos pues la reacción no se amedrenta con los simples arrestos, para evitar la traición de los oficiales zaristas que el ejército rojo se vio obligado a emplear (bajo la dirección política de “comisarios políticos”) se recurrió el sistema de rehenes en donde los familiares de los oficiales zaristas responderían con la vida ante cualquier traición en el contexto de la guerra civil. No obstante éste decreto (firmado por Trotski) no tendría prácticamente vigencia alguna, Jacques Marie, en su destacada biografía de Trotsky de reciente aparición, señala que el sistema de rehenes “ni siquiera se aplicó cuando la insurrección de Cronstant amenace la supervivencia del régimen, momento en el cual la Checa internará a la mujer y los cuatro hijos del general Kovslovski, comandante de la artillería de los motines. ”

La guerrilla de Nestor Majno

Nesto MajnoNesto Majno Trotsky se esforzaba por hacer frente de manera coordinada a la invasión de la multitud de ejércitos extranjeros, divididos en diversos frentes, que azolaban al régimen, era necesario utilizar todos los recursos humanos y militares de la federación soviética para una estrategia de guerra que tuviera visos de triunfar, la posición centralista de Trotski se enfrenta con la oposición de Voroshilov (asesorado por Stalin), dirigente en aquel entonces del frente Sur, el cual defiende una estrategia de guerra federalista y localista, sin la ayuda de expertos militares zaristas. Mientras que

“Trotsky rechaza la guerrilla como método de un ejército gubernamental, pues, si bien puede ser eficaz para los insurrectos,” (a decir de Trotski) “es el arma del beligerante más débil contra el más fuerte. No puede, por tanto, ser la de un Estado. Su objetivo es agotar y debilitar al adversario, pero no puede derrotarlo. Triunfo del espíritu localista campesino, es el reino de la improvisación y la salvación individual. Los destacamentos de partisanos carentes de verdaderos servicios de informaciones, sin conexiones entre sí, son incapaces de llevar a cabo maniobras complicadas ”.

Los acontecimientos le darían la razón a Trotsky cuando, producto de la improvisación chapucera de Voroshilov y Stalin, Tsaritsyn (futuro Stalingrado) cae en manos de los blancos, Voroshilov es destituido, aunque después cobrará venganza como esbirro stalinista.

No obstante el debate sobre la estrategia de guerra está muy lejos de ser un exquisito debate académico sino una cuestión de vida o muerte para la revolución. Es en todo éste contexto que debemos situar los acontecimientos, rodeados de una aureola romántica, relativos a Majno. El anarquista ucraniano, quien en la revolución de Febrero de 1917 fue presidente del soviet local, está a la cabeza de un ejército guerrillero (con una caballería móvil muy eficaz para desgastar al enemigo) que llega a cincuenta mil hombres, ha liberado territorios ucranianos entregando la tierra a los campesinos quienes se organizan en comunas campesinas autónomas e intercambian libremente sus productos (una redición del Mir ruso –paradójicamente la base del régimen zarista- sueño anarquista desde la época de los populistas rusos), colabora con la derrota de los generales Denikin y Wrangel, sin embargo, como todo ejercito campesino de tintes guerrilleros y anarquistas, cuenta con muy poca disciplina, necesaria para hacer frente, de manera coordinada, a Denikin -general blanco del Frente Sur que amenaza de muerte a la revolución-, Jacues Marie, experto en la historia de la guerra civil rusa, explica el problema de la guerrilla de Majno:

“el ejemplo de estos destacamentos en los que reina una jubilosa permisividad favorable a los saqueos, contadas veces castigados con una que otra ejecución simbólica, contamina los regimientos vecinos del Ejército Rojo, compuesto, en su abrumadora mayoría de campesinos alistados de no muy, reacios a la disciplina, que encuentran en Majno el espíritu del partisano libre y la guerrila ”.

Los destacamentos de Majno desperdician el material de guerra sin ton ni son, sin una visión de conjunto (imposible para un ejército dirigido con criterios campesinos), ésta cuestión no es menor pues uno de los grandes problemas del Ejército Rojo es la falta de cartuchos, además el ejército de Majno guerrea los mismo contra los blancos que contra los rojos, para colmo Majno convoca el 15 de julio de 1919 a un congreso en Ucrania abierto a todos: es una invitación a la insurrección contra el régimen soviético. De triunfar la visión anarquista de Majno los ejércitos blancos recuperarían la situación al enfrentarse contra ejércitos de campesinos desperdigados (el ejemplo de la revolución mexicana es muy elocuente al respecto). Es por ello que Trotsky pide a Lenin disciplinar a la guerilla de Majno, con todo, la posición de los dirigentes del partido bolchevique está lejos de ser inflexible frente a Majno (a pesar que se había levantado contra el poder soviético), en telegramas a Kamenev (encargado de ese frente) Lenin pide ser diplomáticos con Majno. Incluso Trotsky, quien como dirigente del Ejército Rojo era especialmente sensible a la improvisación y caos guerrillero, en sus conversaciones con Lenin había hablado de “ofrecer a los anaquistas ucranianos una especie de autonomía territorial”, es decir dar apoyo a los territorios de Majno para permitir que el curso de los acontecimientos resuelva las diferencias, Trotsky plantea un pacto entre el ejército del Frente Sur y Majno, lamentablemente el pacto no es respetado por la guerrilla que sigue atacando al ejército rojo (dificultando el aplastamiento definitivo de Denikin) y continua con su intención de realizar la conferencia antibolchevique. La delicadeza de la situación no permite más compromisos, Denikin es derrotado y la guerrila de Majno es reprimida por el Ejército Rojo. Incluso en esta situación indeseable vemos la flexibilidad de los bolcheviques: los presos por el incidente Majno obtendrán una admistía que los podrá en libertad un año después. Nestor Majno, quien logra escapar, muere de tuberculosis en Francia en 1934.

La Insurrección de Cronstandt.

En 1921, recién finalizada la guerra civil, la situación en Rusia sigue siendo en extremo delicada, la clase obrera se encuentra diezmada, casi desaparecida; el campesinado se haya descontento y exhausto de años de guerra civil y “Comunismo de Guerra” (en donde los bolchevieques establecieron la requisa en el campo para mal alimentar al ejército y a las ciudades). Un año antes de la insurrección en Cronstandt (sucedida el 2 de marzo de 1921) Trotsky propone al Comité Central (precisamente en febrero de 1920) la liberación parcial del comercio y la sustitución de las requisas por impuestos progresivos en especie (en pocas palabras propone la NEP que lograrían un años después los insurrectos en Cronstandt), Trotsky no se hacía ilusiones, sabía que dichas medidas significaban un paso atrás necesario para evitar una explosión campesina y hacer tiempo en espera de que la revolución mundial rompa el cerco, no obstante, el Comité Central (incluido Lenin) rechaza la propuesta al considerarla, no sin razón, peligrosa porque implicaba una progresiva acumulación de riquezas en pocas manos (la verdad de ello le explotaría en la cara a Stalin en 1928 cuando establece la colectivización forzosa). Es posible que de haber tomado las medidas propuestas la insurrección de Cronstant no hubiera existido: una de las demandas principales de los campesinos insurrectos era el libre comercio para los campesinos, además de soviets sin bolcheviques. La insurrección de Cronstandt expresaba el creciente descontento y exasperación de los campesinos.

En realidad el Cronstandt de 1921 era totalmente diferente al Cronstandt de 1917. Cronstandt jugó un papel muy destacado en la revolución de octubre, se trataba de marineros bolcheviques, obreros; la inmensa mayoría de los cuales perderían la vida durante la guerra civil, los marineros de Cronstandt en 1921 eran campesinos, casi todos Ucranianos (donde la mayor parte de la población era campesina ), que, naturalmente, expresaban las aspiraciones de su clase social. Cronstandt era la base naval más importante, controlarla significaba controlar Petrogrado, el peligro de que Inglaterra y Francia invadieran y tomaran Cronstandt era real, no había mucho tiempo que perder pues una vez que acontecido el deshielo de fin de mes Cronstand sería accesible a los imperialistas e inaccesible a la infantería roja. Lenin señala que “el peligro es que sus consignas no son socialistas revolucionarias, sino anarquistas ”. También señala que los insurrectos en Cronstandt “no quieren ni a los guardias blancos ni a nuestro poder, pero no hay otra cosa”. Lenin no se equivoca como lo confirma la evolución política de los jefes de la insurrección en Cronstandt:

“En mayo de 1921, el expresidente del comité revolucionario de Cronstandt, Petrichenko, propondrá al general Wrangel en el exilio un acuerdo de seis puntos, el sexto de los cuales (Todo el poder a los soviets y no a los partidos) presenta como una maniobra política adecuada hasta el derrocamiento de los comunistas, que deberán ser remplazados por una dictadura militar provisional destinada a impedir que el país caiga en la anarquía ”.

Queda claro adonde hubiera desembocado la insurrección en Cronstandt: una dictadura militar encabezada por algún general reaccionario como el cruel general Wrangel. De hecho ese fue el destino de cualquier insurrección triunfante encabezada por la pequeña burguesía en el marco de la guerra civil:

“allí donde la revolución proletaria sufría derrota, en Finlandia, en Baviera, en Hungría, y, por un momento, en Ucrania, sobre el Volga, en el Don, en Bakú, en Siberia, los elementos democráticos eran fácilmente desbordados, y la reacción más implacable se levantaba por el terror, sobre la sangre de los pobres. Tal había ocurrido con el general Manerheim en Finlandia, con el general Hoffman en Munich, con el almirante Koltchak en Siberia, con el barón Wrangel en Crimea… Debilitarse era perecer ”.

Es verdad que las pésimas tácticas de negociación con los amotinados no ayudaron a encontrar una salida negociada, con la “sutileza” que caracterizaba a Zinoviev (los métodos zinovievistas de resolver los conflictos por vía administrativa facilitaría el asenso del stalinismo) lanzaba a los amotinados, como jefe del comité en defensa de Petrogrado, amenazas como “bajarlos como si fueran perdices”. En todo caso, ente la inminencia del deshielo y la posible invasión inglesa y francesa, el X congreso del partido bolchevique suspende sus actividades para que sus delegados participen en la recuperación de Cronstandt. En realidad Trotsky no juega ningún papel en el aplastamiento del motín pues es enviado a los Urales para hacer frente a otras revueltas campesinas, sin embargo, como dirigente del ejército rojo y miemrbo de la dirección bolchevique acepta la responsabilidad colectiva. En 1938, ante la comisión Dewey, Trotsky explicará el contexto de la insurrección y la necesidad de la toma de Cronstandt resumiendo el hecho como en su Stalin como “una trágica necesidad”. Finalmente los campesinos amotinados obtuvieron la parte esencial de sus demandas con la instauración de la NEP: libre comercio para el grano.

Como hemos visto es imposible comprender éstos episodios de la guerra civil sin situarlo en el contexto de la legítima lucha por la supervivencia del primer estado obrero en la historia del mundo (haciendo a un lado la Comuna de París), resulta monstruoso comparar la legítima defensa de una revolución al borde de la muerte con los métodos burocráticos stalinistas, las purgas y el destierro a los Gulags que sufrieron millones de personas. Stalin utilizaba el terror contra los bolcheviques y contra todas las tendencias oposicionistas con el objetivo de liquidar al partido de Lenin y afianzar el control de una casta burocrática, salvo algunos excesos (propios de toda revolución) los bolcheviques orientaban el terror rojo contra los ejércitos blancos, los imperialistas, los grandes burgueses sediciosos y, sólo en último término, las insurrecciones campesinas que se salían de control. Sin duda el comunismo de guerra, la guerra civil, la atomización y práctica desaparición del proletariado fueron las condiciones materiales en las cuales la reacción stalinista surgió. Medidas de excepción, impelementadas en vida de Lenin, como la prohibición de la fracciones, la supresión de la libertad de prensa, los métodos de coacción ejercidos contra un campesinado reacio a entregar parte de sus cosechas; sirvieron de caldo de cultivo para los métodos burocráticos que caracterizaron al bonapartismo stalinista; no obstante si ya con Lenin, y a pesar de Lenin, existía un estado obrero con deformaciones burocráticas lo cierto es que incluso en las terribles condiciones de guerra civil existía un intenso debate democrático al interno del partido y la internacional (los congresos de la internacional se hacían cada años, lo mismo podemos decir de los congresos de partido). Toda la preocupación de Lenin, quien era perfectamente consciente del proceso de burocratización (como lo demuestra su lucha final contra Stalin), estaba destinada a romper el aislamiento mediante la revolución internacional. Stalin liquidaría el legado internacionalista, democrático (basado en la confianza ardiente en las masas), en pocas palabras, liquidaría al partido de Lenin y destruiría las conquistas políticas de la revolución.

Bibliografía:

Ted Grant “Rusía: de la revolución a la contrarevolución”.
Alan Woods “bolchevismo el camino a la revolución”.
Victor Serge. “Vida y muerte de León Trotsky”.
Jean Jacques Marie “Trotski, revolucionario sin fronteras”.
Jean Jacques Marie “La guerra civil rusa”.
Trotsky.. “Mi vida”.
Trotsky. “Stalin”.
Trotsky “Su moral y la nuestra”.
Pierre Broue “Trotkij” (en italiano).
Pierre Broue. “Historia del partido bolchevique”.