Trump, Merkel, y la muerte de la alianza occidental

Las recientes reuniones tormentosas en la cumbre del G7 y la conferencia de la OTAN han puesto al descubierto las crecientes tensiones en las relaciones mundiales. Esto sucedió más explícitamente entre el líder del "mundo libre", Donald Trump y la líder de facto de la Unión Europea, la canciller alemana Angela Merkel. "La primera visita de Donald Trump a Europa fue incómoda. Sus consecuencias han sido explosivas", comentó el Financial Times, un portavoz importante del capital financiero.

Hablando en un mitin electoral en Alemania, poco después de que el presidente estadounidense hubiera regresado a Washington, Angela Merkel estuvo cerca de anunciar la muerte de la alianza occidental.

La canciller alemana advirtió que: “Los tiempos en los que podíamos contar plenamente con otros han, de alguna manera, terminado; como he experimentado en los últimos días. Los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras propias manos. Por supuesto tenemos que tener relaciones amistosas con los EE.UU. y con el Reino Unido y otros vecinos, incluida Rusia. Pero tenemos que luchar por nuestro propio futuro nosotros mismos".

Mientras los ánimos se elevaban, Trump tuiteó su ira con la amenaza. "Tenemos un enorme déficit comercial con Alemania, además de que pagan mucho menos de lo que deberían por la OTAN y el ejército", dijo el presidente estadounidense. "Muy malo para Estados Unidos. Esto cambiará”.

Con amigos como estos...

Hay un sentimiento entre un sector de los capitalistas norteamericanos de que Estados Unidos está sufriendo indebidamente, mientras que Alemania está creciendo a sus expensas.

Incluso antes de que se celebraran las reuniones del G7, la administración de Trump salió en un ataque abierto contra sus "amigos" alemanes. El principal asesor económico de Trump reconoció que Alemania es "muy mala", por ejemplo, cuando se trata de inundar a Estados Unidos con automóviles. Trump fue más allá y dijo: "Mira los millones de coches que venden en los Estados Unidos. Terrible. Vamos a parar eso”.

La fabricación de automóviles en los EE.UU. ha estado estrechamente vinculada, económica y psicológicamente, con el crecimiento de los EE.UU. como superpotencia mundial. El Fordismo, incluso, entró en el léxico del Siglo XX para describir los métodos modernos de fabricación mecanizada, innovados por Henry Ford, en la industria automovilística.Sin embargo, en 2010 Alemania produjo dos veces más coches que los EE.UU. La falta de inversión en la fabricación estadounidense y la deslocalización de empleos -para asegurar que las ganancias se mantengan y aumenten- han desempeñado un papel clave en la disminución relativa de la fabricación estadounidense.

Merkel y su administración trataron de reprender los comentarios del equipo de Trump, diciendo: "Señalar  a un país para atacarlo no es, creo, tan apropiado. Un excedente no es ni bueno ni malo, es el resultado de la oferta y la demanda".

El punto de inflexión

Las últimas observaciones de Merkel, aunque inusualmente francas, son sin embargo un reflejo de la nueva realidad. Se sumarán a la acidez de las relaciones y presentarán nuevas divisiones y conflictos. Es una situación extremadamente grave para el equilibrio geopolítico ya inestable.

Este enfrentamiento abierto entre Trump y Merkel puede considerarse un punto de inflexión en las relaciones internacionales. Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, tuiteó: "Lo declarado por Merkel de que Europa no puede confiar en los demás y necesita tomar las cosas en sus manos, es una línea divisoria. [Esto es] lo que [los] EE.UU. han tratado de evitar desde la Segunda Guerra Mundial". Mientras tanto, François Heisbourg, de la Fundación para la Investigación Estratégica, declaró: "El presidente Trump ha señalado claramente el final de 65 años de relaciones internacionales basadas en una confianza mutua fuerte y duradera".

Estos comentarios de Merkel también reflejan un sentimiento creciente dentro del liderazgo alemán de que la UE debe estar más fuertemente integrada, especialmente a raíz del Brexit. Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas de Alemania, dijo recientemente que la prioridad de Alemania debe ser "mantener al resto de Europa -sin el Reino Unido- tan unido como sea posible".

Lo que hemos visto durante estas cumbres, y después de ellas, son las crecientes contradicciones en la economía mundial que se expresan en el frente político. Las sesiones informativas, las criticas políticas y los comentarios tras bastidores son comunes en tiempos políticos "normales", sin embargo, las consecuencias de la crisis financiera de 2008 y la elección de Trump, con sus políticas estridentes de "Primero Estados Unidos", han llevado a los principales representantes de la UE y EE.UU. al conflicto abierto directo. Esto no tiene precedentes en los tiempos modernos.

Las tensiones de la OTAN

Actualmente, los Estados Unidos asumen la mayor parte de los gastos de defensa de la OTAN, con un 75% del costo total. Esto irrita a los estadounidenses, que consideran a los europeos como unos aprovechados.No es de sorprender que Trump regañara a los otros miembros de la OTAN como a niños pequeños –especialmente a Francia y Alemania, ninguno de los cuales cumplía el compromiso de gastar el 2% del PIB en defensa- por la "insuficiencia crónica de fondos" de la organización. Trump ve en esto como que los EE.UU. subsidian el gasto de la defensa de Europa, protestando que esto "no es justo con el pueblo y los contribuyentes de los EE.UU."

Desde la fundación de la OTAN -una alianza militar imperialista- los Estados Unidos siempre han subvencionado a sus socios europeos en términos de "defensa". Aquí nada ha cambiado. Lo que está cambiando (y ya ha cambiado) es el declive del dominio del capitalismo norteamericano y del imperialismo estadounidense. El desprendimiento de la corona de la dominación de Estados Unidos está llevando a la fractura lo que una vez fueron amistades estables.

El objetivo de la OTAN era ser un supuesto contrapeso a la agresión soviética, uno de los cuales estaba consagrado en el artículo 5, un compromiso de defensa mutua de los miembros de la OTAN en respuesta a un ataque de cualquier agente externo. Trump está viendo cada vez más a la OTAN como un obstáculo en lugar de algo beneficioso, y por lo tanto está dispuesto a usar la OTAN como moneda de cambio para favorecer a  EEUU en futuras cumbres contra Alemania. Una indicación de esto es que Trump es el primer presidente de Estados Unidos desde Harry Truman en no ratificar públicamente el artículo 5.

"Estados Unidos Primero"

Otro punto amargo que domina las conversaciones recientes fue la división sobre el acuerdo climático acordado en París en 2015. Trump considera que las cargas económicas impuestas a los Estados Unidos por el Acuerdo de París -que en realidad son cambios extremadamente limitados que no revertirán el impacto de la crisis ambiental- garantizarán que la fabricación de EE.UU. siga siendo poco competitiva. De ahí que Trump no se comprometió con que Estados Unidos respetará el acuerdo. Esto llevó a Frau Merkel a calificar las discusiones de "muy insatisfactorias", agregando que "no hay indicios de que Estados Unidos se quede en el Acuerdo de París".

Las políticas de “Estados Unidos Primero" de Trump son un reflejo del crecimiento de una tendencia proteccionista en las relaciones mundiales, surgida de la crisis global del capitalismo. La desaceleración de la economía mundial significa que hay menos botín para dividir entre los piratas imperialistas y los monopolios capitalistas que ellos defienden. Las acciones proteccionistas desestabilizarán y acelerarán la desaparición de los acuerdos y alianzas formados en el período anterior.

Sin embargo, los políticos capitalistas serán cada vez menos capaces de hacer algo al respecto. Bailarán al son de la nueva melodía del proteccionismo o serán arrojados al suelo. El choque entre Norteamérica y Europa, según el Financial Times, "no es un buen augurio para el futuro de la alianza occidental". El viejo mundo se está desmoronando ante nosotros. Es nuestra tarea organizar una fuerza en la sociedad que pueda crear un nuevo mundo socialista donde ninguno de estos ladrones pueda continuar con su saqueo.