Bolivia: ¿”Reconciliación de clases”? No: lucha de clases

Las celebraciones para el 1º de Mayo fueron muy breves y con escasa participación de las bases en todo el país. Solo en La Paz la marcha fue masiva por la presencia unitaria de la COB, la CSUTCB, las organizaciones cooperativistas, gremiales etc. Imposible no relacionar este ambiente generalmente pasivo y desmovilizado con la “reconciliación de clases por la unidad nacional” reivindicada por Trujillo desde el balcón del Palacio Quemado.

La celebración oficial

bolivia171207 1No hubo ningún anuncio sorpresivo de Evo Morales: ni de nacionalizaciones ni del decreto supremo que endurezca las penas para los empresarios que violaran leyes laborales, propuesto por la confederación de fabriles. Evo Morales ha dictado el aumento del 10% – inversamente  proporcional – de la masa salarial y del 20% del salario mínimo nacional que así se eleva a 1.440 bolivianos, triplicando el valor que mantuvo casi inalterado desde hace muchos años y hasta 2005. A la COB y las Centrales Obreras Departamentales el gobierno donó un albergue en La Paz y 16 camionetas.

En su breve discurso Evo Morales descartó nuevas nacionalizaciones afirmando que estas ya se hicieron y ahora es tiempo de industrializar. En las mismas horas el gobierno boliviano llegaba a un acuerdo por una indemnización de 31,5 millones de dólares a la multinacional británica RURELEC por la nacionalización de la Empresa Guarachi, principal generadora de energía eléctrica de Bolivia. Podría considerarse un acuerdo ventajoso considerando los 67 millones de dólares demandados por la multinacional, sin embargo bastaría con recordar que esta dejó la Empresa Guarachi con una deuda de 900 millones de Bs ante un patrimonio neto de 945 millones de Bs para concluir que es ella que debía indemnizar al Estado boliviano y no al revés.

Las luchas olvidadas

Ni Evo Morales, ni los otros que tomaron la palabra antes de él, el ejecutivo de la CSUTCB Damián Condori y él de la COB Juan Carlos Trujillo, hicieron referencia alguna a las varias luchas obreras en acto por el reconocimiento de derechos laborales y sindicales, ni a la lucha de sargentos y suboficiales de las FFAA. No se mencionaron las más de 400 luchas sindicales en lo que va de este 2014, por salarios devengados, estabilidad laboral o del magisterio. Ni el aumento – hasta unos 10.000 en 2012 – de los accidentes laborales registrados por el Ministerio de Trabajo y la creciente precariedad laboral en la construcción, la industria, los servicios, las pequeñas empresas etc.

Tampoco se recordaron las razones de la CSUTCB para proponer una ley agraria que, entre otros, profundice “la reversión de tierras de latifundios”, como reza la resolución de la Cumbre Nacional de Tierra y Territorio, algo imposible sin revertir la política de “seguridad jurídica” y otras concesiones al sector agroindustrial que se vienen haciendo (Ley de Bosques, suspensión de la revisión de la Función Económico Social de propiedades agrarias, ley contra el avasallamiento de tierras etc.). El discurso de Trujillo fue él de un dirigente de un sector sindicalmente fuerte que para entrar al Palacio Quemado da la espalda a las amplias masas laborales y a la solidaridad con su propia clase social. Y que por esto acaba por debilitar tanto a la COB como al proceso que pretende defender.

La “alianza estratégica”

En su discurso Trujillo remarcó el carácter indefinido y estratégico de la alianza de la COB con el gobierno, señalando la presencia del ente matriz de los trabajadores sindicalizados en la Plaza Murillo, hecho que no ocurría desde la Asamblea Popular, como símbolo de la influencia que la clase obrera estaría ganando en el escenario político. Analistas y corrientes políticas y sindicales de la izquierda saludan esta alianza como lo que inclinará la balanza de las políticas públicas y el proceso hacia el socialismo. Antes de ver cómo y bajo cuales circunstancias esto sería posible, hay que decir lo que esta alianza es realmente.

El ingreso de los trabajadores a la Plaza Murillo no llega a sostener nacionalizaciones si no cuando las políticas de corte nacionalista y progresista alcanzan sus límites. Es decir cuando para atraer capitales hacia los rubros estratégicos de minería e hidrocarburos y liberar el país de la importación de alimentos se promulgan normas que benefician a multinacionales y agroindustriales, con el beneplácito de dirigentes sindicales. La alianza se funda tanto en el fracaso de las políticas sectarias y ultraizquierdistas que, sin haber entendido nada de la verdadera naturaleza del MAS y el gobierno, solo lograron allanar el camino a los elementos oportunistas, como en las presiones y amenazas del gobierno para que sectores más combativos como Huanuni replieguen hacia posiciones corporativas.

Una política de Frente Único

Como dicho al altar de esta alianza estratégica ya se van sacrificando luchas concretas, obreras y campesino-indígenas,  que son el motor del proceso de cambio y única garantía de su victoria final. Cualquier cosa quería decir Trujillo hablando de “reconciliación de clases” lo cierto es que garantizar “seguridad jurídica” a los agroindustriales quiere decir que los campesinos renuncien a sus legítimas aspiraciones sobre la tierra y por la solución de la cuestión agraria. Asimismo apoyar el “esfuerzo productivo” del país sin plantear la expropiación de multinacionales y burguesía nacional quiere decir que las amplias masas laborales precarizadas renuncien a sus derechos sindicales, que renuncien a reclamar ante el levantamiento de las subvenciones públicas a la gasolina como al pan, anunciado por el ministro Arce y que acabaría por beneficiar a agroexportadores, mayoristas y empresarios afectando la economía popular.

Dando la espalda a todo esto la COB renuncia a asumir el papel que le corresponde a la clase obrera dentro del proceso de cambio. Desde la CMI defendemos la necesidad de armarse de una perspectiva y un programa revolucionario, que incorpore los más sentidos reclamos de las amplias masas laborales como de los sectores populares y sobre esta base plantear una verdadera política de Frente Único al gobierno y al MAS contra la derecha y el imperialismo. Reclamos contra la precarización laboral y las artimañas burocráticas que frenan las sindicalización; por una verdadera y profunda reforma agraria basada en la centralidad de las comunidades indígenas; por una verdadera democracia que reconozca a los organismos consultivos de la “Revolución Agraria” (COPEP) y a las y los trabajadores de las empresas bajo administración o cogestión obrera el poder decisional sobre las políticas productivas, etc.

Lucha de Clases en el 1º de Mayo

El carácter burocrático y corporativo de esta alianza es nuevamente demostrado por el perfil de las marchas del 1º de Mayo en todo el país. Lejos de suscitar entusiasmos entre las bases laborales, el discurso de la “reconciliación de clases” ha repercutido en una entre las peores celebraciones del Día Internacional de las Trabajadoras y los Trabajadores de la historia de los últimos años. Pero incluso en un ambiente generalmente desmovilizado pudimos demostrar la validez de nuestra perspectiva política.

Nos concentramos casi exclusivamente en las marchas que se dieron en Potosí, Sucre y Santa Cruz. Pese a la escasa participación de estas celebraciones logramos hacer una excelente difusión de nuestro pronunciamiento, de algunos centenares de ejemplares de nuestras revistas y publicaciones. Lo más importante nos confrontamos y tomamos contacto con trabajadores de base, inclusive aquellos hoy en pie de lucha contra despidos por conformar sindicatos, como en Santa Cruz. Es simplemente una muestra más del hecho que existe y es necesaria una alternativa a las renuncias que plantean el actual grupo dirigente de la COB y que acabarán para debilitar no solo el ente matriz de los trabajadores sino el mismo proceso. Lucha de Clases los convoca a luchar por esta alternativa.