La revolución venezolana, las maniobras imperialistas y la nueva Batalla de Santa Inés

William Sanabria, de la Comisión Ejecutiva de la Corriente Marxista Revolucionaria de Venezuela analiza la situación política a la que se enfrenta la revolución bolivariana ante las elecciones presidenciales en diciembre y las maniobras de la oposición y el auge del movimiento obrer

Algunas notas sobre la coyuntura nacional

La situación en Venezuela sigue siendo enormemente favorable a la revolución. La contrarrevolución está dividida y todos los intentos de movilizar a su base desde principios de año (campaña contra las modificaciones de la bandera nacional aprobadas por la nueva Asamblea Nacional, proclamación de un grupo independentista en el Zulia, utilización partidista del derrumbe del viaducto Caracas-La Guaira con el objetivo de atacar al gobierno bolivariano y otras) han acabado hasta el momento en estrepitosos fracasos.

Independentismo zuliano, campaña mediática y otras marramucias

Esta debilidad, evidenciada ya por la retirada de las legislativas de diciembre de 2005 luego que los sondeos pronosticasen a todos sus partidos juntos una representación del 10%, se profundiza. Divididos en cinco candidaturas ante las presidenciales de diciembre de este año, tienen diferencias acerca de si presentarse o no y todos los sondeos indican una nueva victoria aplastante de Chávez.

El boicot a las legislativas anunció el inicio de una nueva ofensiva imperialista. Por el momento, dada su incapacidad para movilizar a la base social de la contrarrevolución en el interior de Venezuela, esta campaña se basa fundamentalmente en el sabotaje económico y la intensificación de la campaña mediática internacional.

La creación de un grupo independentista en el Estado Zulia (“Rumbo Propio”) anuncia algunas de las maniobras que podría intentar el imperialismo en el futuro apoyándose en los paramilitares a sueldo de los terratenientes que existen en este y otros estados fronterizos con Colombia. Hace unos meses el alcalde chavista de Maracaibo (segunda ciudad del país y capital zuliana) Giancarlo Di Martino denunció al gobernador opositor del Zulia, Manuel Rosales, por estar organizando redes paramilitares. Estos paramilitares ya han asesinado, especialmente en la zona sur del lago y diversas zonas de la frontera, a muchos luchadores campesinos y populares que apoyan el proceso revolucionario bolivariano.

Sin embargo, hay que resaltar que en este momento carecen de fuerza suficiente para pasar a una ofensiva abierta y ya no digamos para intentar una maniobra desestabilizadora o separatista en este estado (el más poblado y con las mayores reservas petroleras del país). Así lo ha demostrado la reacción masiva en contra de este planteamiento reaccionario suscitada en toda Venezuela, empezando por el propio estado petrolero zuliano. De intentar una ofensiva abierta en estos momentos, serían aplastados y provocarían un nuevo salto adelante de la revolución.

La principal amenaza a la revolución sigue siendo actualmente el control de sectores decisivos de la economía (bancos, latifundios y monopolios) por parte de los capitalistas. Estos acuden a las reuniones de negociación con el gobierno, aceptan las ayudas de éste, pero siguen sin invertir. A la incapacidad del capitalismo para ofrecer satisfacción a las necesidades y expectativas de las masas (alimentadas además por el avance del proceso revolucionario y el discurso y muchas de las acciones del Presidente Chávez) se une el sabotaje económico: acaparamiento de productos que escasean en los mercados, subidas de precios, fábricas cerradas e infrautilizadas…. El objetivo es generar desmovilización y escepticismo entre las masas que permita a la contrarrevolución pasar a la ofensiva ya sea mediante un nuevo golpe, el magnicidio o una combinación de ambos.

La marea roja sigue creciendo

En ese sentido, como dijimos los marxistas, la alta abstención de las elecciones legislativas del 4 de febrero es un aviso importante pero no significa que sectores amplios de las masas hayan abandonado a Chávez y caído ya en el escepticismo. La marcha antiimperialista del pasado 4 de febrero (según muchos la más grande de todo el proceso revolucionario) volvió a mostrar que si hay un llamado claro a las masas (especialmente por parte de Chávez) y una propuesta que las ilusione estas responden.

El tsunami rojo volvió a desbordar las calles caraqueñas días después de varias declaraciones amenazantes de altos cargos estadounidenses y luego de que el Presidente Chávez insistiese nuevamente en el objetivo del socialismo y la lucha contra “el enemigo interno de la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción” y, además, anunciase toda una serie de medidas favorables a los trabajadores y sectores populares: aumento del salario mínimo, salario para amas de casa, creación de los consejos comunales (asambleas vecinales que deberían nombrar delegados elegibles y revocables, determinar las necesidades más perentorias en sus zonas y gestionar fondos que el gobierno les entregará directamente), etc.

El factor fundamental que impide hoy por hoy que la revolución bolivariana avance hacia la expropiación de los medios de producción y la sustitución del estado burgués por un estado obrero es la ausencia de una dirección al frente del movimiento obrero que sepa ofrecer a éste, y al resto de las masas que constituyen el movimiento bolivariano, un programa de transición que vincule la Batalla de Santa Inés II, por la reelección de Chávez y la defensa del proceso revolucionario contra los ataques del imperialismo y la contrarrevolución, con la lucha por resolver toda una serie de problemas sociales (pobreza, desempleo, déficit habitacional… ) y ambas con la necesidad de expropiar a los capitalistas y planificar la economía.

La principal organización obrera venezolana, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) está paralizada por la lucha entre distintos líderes por ganar la dirección en su próximo Congreso. A ello se une que muchos de esos dirigentes siguen concibiendo la lucha obrera de un modo fundamentalmente reivindicativista y tienden a separar en la práctica esta lucha, o el propio debate acerca de qué UNT necesitamos los trabajadores, de la batalla por defender el proceso revolucionario y reelegir a Chávez, que centrará cada vez más la atención de las masas. Esto dificulta a la vanguardia obrera poder liderar a las masas bolivarianas en la lucha por el genuino socialismo.

Los marxistas de la CMR estamos luchando dentro de la UNT por un programa de transición en las líneas comentadas e impulsamos con esa misma orientación, a través de nuestra célula en la empresa expropiada Inveval, la creación del Frente Revolucionario de Trabajadores de empresas en Cogestión y ocupadas. La iniciativa ha despertado gran entusiasmo en los trabajadores de las empresas en cogestión y de varias empresas en lucha y su primera movilización ha tenido un importante impacto tanto en los medios de comunicación chavistas (Vive Tv) como entre sectores significativos del movimiento revolucionario.

Esto demuestra el enorme potencial existente. Un referente marxista capaz de ganarse el reconocimiento de las masas bolivarianas podría romper el actual impasse y acelerar de forma decisiva el proceso revolucionario venezolano hacia la construcción de un genuino marxismo, lo que pasa necesariamente por la nacionalización de la banca, los monopolios y los latifundios bajo control obrero y la sustitución del aparato estatal burgués procedente de la IV República por un estado obrero basado en la democracia directa y participativa de los trabajadores, en comités de delegados elegibles y revocables por las asambleas de trabajadores y de los demás explotados y estén obligados a rendir cuentas ante esas mismas asambleas.