Movilizaciones masivas para aplastar el golpe de Estado en Burkina Faso

En los últimos días, los acontecimientos en Burkina Faso se han transformado vertiginosamente. A sólo unas semanas de celebrar elecciones presidenciales, el ala más reaccionaria del régimen, el Regimiento de Seguridad Presidencial (RSP), derrocó al gobierno de transición con un golpe de Estado. El supuesto período de transición que vivía el país ha quedado interrumpido y ha dejado al régimen sumido en un verdadero caos.

En medio de la crisis, los golpistas trataron de encontrar una solución negociada con los líderes regionales y los gobiernos de Francia y Estados Unidos. Pero el resultado del “proyecto de acuerdo” fue rechazado inmediatamente en las calles. Más tarde, en un giro repentino, el ejército del país entró en Uagadugú, exigiendo el desarme del RSP y el abandono del Palacio presidencial.

El golpe de Estado tuvo lugar el miércoles, 16 de agosto, cuando fuerzas del Regimiento de Seguridad Presidencial asaltaron la sede del gobierno durante una reunión del Consejo de ministros y detuvieron al Presidente provisional del país, Michel Kafando, al Primer Ministro, Isaac Zida y varios miembros del gabinete. El golpe de Estado fue confirmado más tarde por un coronel del RSP en un discurso televisivo. El coronel anunció la disolución del Gobierno provisional y nombró a su comandante, el General Gilbert Diendéré, presidente del nuevo ''Consejo Nacional para la Democracia'' (CND).

Está claro que el golpe de Estado se planeó y fue ejecutado meticulosamente. Al mismo tiempo que Michel Kafando e Isaac Zida estaban siendo arrestados, el RSP lanzaba un perímetro de hierro alrededor del palacio presidencial. Un sector de los militares cerraban la Plaza de la Revolución, el epicentro del pasado levantamiento popular de octubre del año pasado. Radio Omega, una radio de corte social, se vio obligado a detener la transmisión. En otros lugares, los militares del RSP patrullaban las inmediaciones del Palacio presidencial y disolvían por la fuerza las protestas en las calles. Las manifestaciones que tuvieron lugar frente al Palacio presidencial fueron recibidas con fuertes disparos. Tres personas murieron y más de 60 personas resultaron heridas.

En cuanto se divulgó la noticia del golpe de Estado, las protestas estallaron en todo el país. Los sindicatos respondieron con una huelga general inmediata que ha paralizado la economía desde el jueves pasado. En la capital, Uagadugú, se produjo una fuerte represión durante los dos primeros días después del golpe. Sin embargo, el sábado la ciudad sufría una escasez de combustible como consecuencia de la huelga. Esto obligó al RSP a reducir sus patrullas y limitar su presencia al Palacio presidencial y los distritos colindantes. La construcción de barricadas en el resto de la ciudad no cesó desde el sábado. La represión en la capital provocó movilizaciones masivas, como las que se vivieron en la Plaza de la Revolución el año pasado, pero esta vez tuvieron lugar en los barrios.

En el resto del país, la situación fue diferente. La presencia del RSP se limitó casi por completo a Uagadugú. En algunas ciudades, las noticias del golpe de Estado fueron recibidas con movilizaciones masivas. En Bobo Dioulasso, la segunda mayor ciudad del país, hubo protestas masivas en las calles para protestar contra el golpe, a pesar del toque de queda. En Fada N'Gourma, Kaya, Dori, Ouahigouya y Banfora, los manifestantes bloquearon el tráfico, ocuparon las plazas y levantaron barricadas sin que la policía o el ejército reaccionaran. El viernes, en la ciudad de Bobo Dioulasso, una manifestación liderada por mujeres desfilaba en un estilo militar pidiendo a los soldados que se unieran a las protestas. El ejército respondió diciendo que no apoyaban el golpe de Estado y que no seguirían las instrucciones del RSP. No pusieron ningún obstáculo a los manifestantes. Sucedió lo mismo en otras ciudades de Burkina Faso. La ciudad norteña de Ouahigouya fue paralizada por las protestas contra el gobierno golpista.

Dos razones principales explican el golpe de Estado. En primer lugar, el proceso electoral. En abril, el Gobierno de transición reformó la ley electoral para impedir la candidatura de simpatizantes de Blaise Compaoré. El intento del régimen, el año pasado, de permitir que este corrupto se presentara a otro mandato como Presidente después de 27 años en el cargo, fue la chispa de la insurrección en octubre de 2014. La exclusión afectaba directamente al ala del régimen más cercana al RSP.

La segunda razón es aún más poderosa. El RSP es una institución odiada en Burkina Faso, que se creó, sobre todo, para proteger a Compaoré. Actuó con total impunidad y eliminó a todos aquellos que amenazaban a sus intereses o a Compaoré. Muchos de sus jefes estaban profundamente involucrados en asesinatos de opositores en el pasado. Por esta razón, las masas han exigido justicia al Gobierno de transición. Tras la caída de Compaoré, una de las preguntas más importantes a las que se enfrentaba la transición era la de qué hacer con el RSP. El lunes, 14 de septiembre, dos días antes del golpe de Estado, la Comisión de Reconciliación Nacional y de Reformas había presentado su informe al Primer Ministro, Isaac Zida, en el que describía al RSP como “ejército dentro del ejército” y recomendaba su disolución.

Al mismo tiempo, se lleva a cabo la investigación sobre la muerte de Thomas Sankara, en la que se cree que está involucrado fuertemente el comandante del RSP, Gilbert Diendéré. Este hombre sombrío, de corpulencia fuerte e inteligente, fue la mano derecha de Compaoré durante los 27 años que estuvo en el poder. Es sospechoso desde hace mucho tiempo del asesinato del periodista Norbert Zongo y de sacar provecho del contrabando ilegal de mercancías en la región.

Antes de que se convirtiera en el centro de atención la semana pasada, siempre había preferido operar en segundo plano. Pero al presenciar el fin del régimen de Compaoré, la posible disolución del RSP, la exclusión de sus aliados políticos del proceso electoral y la amenaza de la justicia sobre su cabeza, decidió arriesgarse y lanzó el golpe de Estado.

Fue un movimiento calculado que casi dio sus frutos. Fue un movimiento táctico destinado a forzar la mano del otro ala del régimen para incluir a los candidatos que fueron dejados de lado en el proceso electoral y para salvar a RSP de su disolución. Se suponía que les garantizaría, a Diendéré y al RSP, una voz en un proceso de transición del que habían sido excluidos.

Desde el principio, Diendéré y los golpistas estuvieron dispuestos a sostener conversaciones ''inclusivas'' con el otro lado del régimen. Acogieron con entusiasmo la participación del Presidente de Senegal, Macky Sal, y del Presidente de Benin, Thomas Boni Yayi, como mediadores. Como muestra de su afán de diálogo, incluso liberaron al Presidente provisional, Michel Kafando, el pasado viernes. Se celebraron negociaciones maratonianas durante tres días incluso con los candidatos favoritos a las elecciones, Roch Marc Kabore y Zephirin Diabre, en el Hotel Laico en Uagadugú. El domingo, parecía que Diendéré estaba muy cerca de lograr sus objetivos. Macky Sall y Boni Yayi anunciaron que se había llegado a un “proyecto de acuerdo” que incluía la restitución de Kafando y del Gobierno provisional y la convocatoria de elecciones para el 22 de noviembre de este año. Sin embargo, crucialmente, el acuerdo incluía los dos objetivos del golpe de Estado: una amnistía para Diendéré y el RSP y el reintegro de los candidatos estrechamente vinculados a Compaoré. Macky Sall anunció que el acuerdo se finalizaría en una cumbre del bloque económico regional ECOWAS en Nigeria, el martes 22 de septiembre.

Pero el régimen no estaba preparado para los acontecimientos del lunes. Después de escuchar los detalles del acuerdo, se produjeron masivas movilizaciones de protesta en Zogon y Tampuy, barrios de la capital – Uagadugú. “Abajo con la CEDEAO!” [sus siglas en francés, ECOWAS, en inglés. NdT] se coreaba. Un joven desde una de las barricadas instaladas en la ciudad declaró a RFI: “queremos salir y tomar el destino en nuestras propias manos, los cuerpos aún no están enterrados y quieren una amnistía. Deberíamos hacer barricadas en todos lados”.

El influyente, Balai Citoyen, que condujo la insurrección del año pasado, también condenó el acuerdo. Su portavoz, Guy-Hervé Kam, dijo: “es una vergüenza lo que ha propuesto la CEDEAO. Me avergüenza ser africano. Se han olvidado de los muertos”.

Casi al mismo tiempo, los jefes del ejército publicaron una declaración que decía: “las fuerzas armadas nacionales están convergiendo en Uagadugú con el único objetivo de desarmar a la guardia presidencial”. También pidieron a los partidarios del golpe de Estado que entregaran sus armas en el cuartel del ejército. Convoyes de tropas fueron vistos dirigiéndose a Uagadugú.

Las noticias de las protestas y de que el ejército se estaba movilizando contra el RSP sacudió a la ciudad. Los residentes construyeron barricadas para evitar que el RSP atacara al ejército; cientos de personas salieron a las calles en cuanto se dieron a conocer las noticias. Muchos aplaudieron cuando los tanques blindados entraron en la ciudad. Entonces, en medio de la confusión extraordinaria, el jefe del RSP, Diendéré, anunció en un discurso de televisión que liberaría al Primer Ministro interino, Zida, y entregaría el poder al Gobierno de transición. Pidió también disculpas por las muertes causadas durante el golpe de Estado. Finalmente, advirtió sobre el “caos y la guerra civil” antes de terminar su discurso. El Embajador de Francia confirmó más tarde que, en efecto, Zida había sido puesto en libertad.

Entrada la noche y con el ejército a las afueras de Uagadugú, no cesaban los rumores sobre el paradero de Diendéré. Una multitud jubilosa de varios cientos de personas se reunieron en la casa del Mogo Naaba, líder tradicional del pueblo Mossi, después de que se rumoreara que Diendéré planeaba dimitir de su cargo. “Patria o muerte! Venceremos!”, coreaban, repitiendo el lema de las luchas contra el imperialismo en la época de Thomas Sankara. Más tarde, un periodista de la BBC informó de que se estaban llevando a cabo “intensas” negociaciones en la ciudad para evitar un enfrentamiento directo entre el RSP y el ejército y para encontrar una salida segura para Diendéré.

La situación es extremadamente voluble en Burkina Faso. Los acontecimientos cambian casi por horas. A casi un año del inicio de la revolución de octubre, las masas una vez más han salido a la calle. La historia demuestra que la movilización de las masas es la fuerza motriz de todas las revoluciones. Los acontecimientos actuales en Burkina Faso lo demuestran. Los movimientos de masas en Fada N'Gourma, Kaya, Dori, Ouahigouya y Banfora fueron cruciales. En todos estos lugares y, especialmente, en Bobo Dioulasso, el poder está en manos de las masas, aunque no sean conscientes de ello. Esa es la mayor debilidad de la revolución, es decir, la falta de un partido revolucionario de masas. Como resultado, la revolución sufrirá un prolongado proceso y, probablemente, se desarrollará durante muchos años. A pesar de ello, la revolución ha logrado resultados extraordinarios y las masas están aprendiendo rápidamente.

22 de septiembre 2015

[Última hora: Un día después de publicar este artículo, los golpistas han anunciado que abandonan el poder y reponen al presidente del país al que había derrocado una semana antes, Michel Kafando. NdT]