La clase obrera debe ponerse al frente del país

Sobre llovido mojado dice el dicho popular. La brutal represión desatada en manos de la maldita policía bonaerense del gobernador Axel Kicillof y Sergio Berni -ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires- en La Plata, donde se iba a jugar el partido de futbol entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima, contando con un muerto, se suma a la política del Gobierno Nacional ante la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, donde se ejecutó un operativo con más de 250 efectivos, carros hidrantes y camión anti tumultos. «Fue el despliegue de un Ejército invadiendo una comunidad», denunció el lonko Mauro Millán.

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Luego de 36 horas de detención, 4 de las 7 mujeres mapuches detenidas fueron trasladadas a Ezeiza, mientras que otra dio a luz en Bariloche, de emergencia, y sin acompañamiento. “Lo sucedido en Villa Mascardi y el Comando Unificado es la respuesta del gobierno nacional al pedido de los gobernadores que demandan represión. Es la única respuesta que quieren darle al Pueblo Mapuche”, denuncia Mauro Millán, lonko del Lof Pillan Mahuiza, muestra de manera contundente hacia donde se encamina el gobierno del Frente de Todos (FdT).

La crisis abierta por la represión en ambos lugares por dirigentes o ministros del FdT, mantiene su correlato con la política económica hacia los sectores populares y la clase obrera. No cabe dudas que no hace falta que asuma en 2023 Juntos por el Cambio (JpC) para que se implementen las medias dictadas por el Fondo Monetario Internacional, ni llevar adelante la represión, o dejar hacer a los sectores empresarios del agro negocio que avanzan no solo con las quemas de la zona de islas, sino que mantienen una pulseada con el gobierno del FdT sosteniendo la presión para lograr mejores ventajas como obtener más dólares por la soja u otras medidas. Es verdad también que si los capitalistas tuvieran a JpC o un gobierno de José Luis Espert sería aún mucho más duro para los trabajadores y trabajadoras. Pero a los fines de seguir las pautas del FMI y los capitalistas el gobierno de Frente de Todos, resulta eficiente y más que suficiente por ahora.

El crecimiento en Argentina comienza a estancarse

Como era de esperar ante la profunda crisis mundial capitalista, el crecimiento en Argentina comienza a ralentizarse. Kristalina Georgieva del Fondo Monetario Internacional rebajó la previsión de crecimiento mundial del 2,9% para 2023, debido a los crecientes riesgos de recesión e inestabilidad financiera. No pueden ser más elocuentes las palabras de Georgieva cuando señala «Estamos experimentando un cambio fundamental en la economía global, pasando de un mundo de relativa previsibilidad (…) a un mundo con más fragilidad: mayor incertidumbre, mayor volatilidad económica, enfrentamientos geopolíticos y desastres naturales más frecuentes y devastadores».

Mientras tanto, la economía de EE.UU. verá una contracción del 0,5% en 2023, con un crecimiento estancado que dará paso a una recesión. Acumulativamente, las revisiones a la baja del pronóstico colocaron el nivel proyectado del PIB de EE. UU. en 2023 más de 3 puntos porcentuales por debajo del nivel proyectado en abril y no para.

Resulta por demás de lógico que la economía en el país comience a ralentizarse y sienta las sacudidas cada vez más violentas de la economía mundial.

Las expectativas que el gobierno y el Frente de Todos mantienen en que “nosotros tenemos lo que el mundo necesita granos y energía” pareciera que comienza a escaparse como arena entre los dedos.

Mientras se espera otra suba en la tasa de la Reserva Federal de los EE.UU., siguiendo sus pasos el BCRA tiene previsto una suba de tasa, de esta manera intenta captar los pesos en plazo fijo con una tasa atractiva, pero por debajo de la inflación. Por lógica, como consecuencia se sigue incrementando no solo la deuda pública sino, aunque se intente disminuir con esta medida la emisión monetaria no deja de generar mayor inflación. El objetivo es mantener la calma de los dólares financieros -aunque se encuentra entre los $290-$310- para aguantar un posible salto del tipo de cambio ante la presión que registra el BCRA para acumular reservas tras el dólar soja. Todo este combo en un contexto mundial extremadamente volátil que nos atraviesa, prepara nuevas sacudidas en la economía de argentina.

El correlato más desgarrador son las cifras cada vez más altas de pobreza, aunque bajó 4 puntos en relación al 2021, aún se encuentra por encima del registro más alto del gobierno del macrismo, recordemos que subió 10 puntos porcentuales.

Aunque el empleo bajó a 5,8% y teniendo en cuenta la recuperación económica, no son suficientes para contrarrestar los índices de pobreza ante el desplome fenomenal de los salarios reales.

Los trabajadores en relación de dependencia deben apelar a dos empleos y aun así no les alcanza para llenar las mesas obreras, peor están los trabajadores informales que ven sus ingresos desmoronarse en caída libre por la topadora inflacionaria.

La clase obrera debe dar un paso al frente

El conflicto del Sutna demostró la capacidad de la clase obrera cuando se pone en movimiento, no hablamos ya de los docentes o trabajadores de la salud, o eventualmente de los llamados batallones ligeros como los estudiantes, sino de los batallones pesados que se encuentran insertos en el proceso productivo vivo. Así lo demostró la enorme preocupación de los capitalistas, el gobierno del Frente de Todos y la oposición, pero sobre todo la de los Jefes Sindicales, consientes plenamente de su papel conciliador y de colaboración con los grandes patrones por los intereses irreconciliables y antagónicos entre los capitalistas y la clase obrera.

Las últimas semanas del conflicto obrero del Sutna cobró vuelo nacional a través de los medios de comunicación, logrando en definitiva un paso adelante no solo para los obreros del neumático sino para el conjunto de nuestra clase.

Se trata entonces de sacar las lecciones de la lucha del Sutna, pero además se trata de sacar a través del balance, las tareas que deben asumir no solo los sectores combativos o llamados clasistas sino lo más consciente de nuestra clase.

La situación de pauperización de las condiciones de vida y de trabajo no dejan de estar a la baja, como lo explicamos más arriba la economía se encuentra en un estado de volatilidad extrema. Entramos en una fase de la lucha de clases que no tiene retorno, y no hablamos solamente de la argentina o la región, sino de la lucha de los trabajadores a nivel mundial.

Nuevamente la pelea del Sutna puso de relieve la solidaridad obrera internacional, cuando en Brasil, el sindicato de neumáticos Sintrabor se solidarizó con el reclamo salarial de los trabajadores argentinos y advirtió a las empresas que atiendan los reclamos para evitar «un conflicto mayor a nivel regional y mundial», este es un paso adelante en el internacionalismo obrero.

Los sectores de la izquierda revolucionaria, los sectores clasistas y combativos, los sindicatos recuperados por sus trabajadores, como también los estudiantes y sectores de trabajadores que se encuentran en lucha debemos confluir en plenarios regionales hacia la preparación de un Congreso nacional, que ponga de manera urgente las tareas de preparar un plan de lucha hasta imponer la huelga general hacia un gobierno propio.

Se trata de que nos elevemos como clase y comprendamos la necesidad de poner en pie un Estado Mayor de los y las trabajadoras sin la tutela de los partidos capitalistas, ni la burocracia sindical e imponer un gobierno propio que construya una nueva legalidad en favor de la única clase que genera la riqueza del país: la clase trabajadora.

Debemos preparar nuestro futuro tomando el destino de nuestras vidas en nuestras manos.

Avanzar es la tarea.