Europa

Editorial del nº 99 de Lucha de Clases – La Unión Europea pretende pasar como la ciudadela del progreso, la democracia y la libertad en medio de un mundo inhóspito y enloquecido. Josep Borrell, ese pedante y cínico representante de la política exterior de la UE, llegó a definirla como un “jardín que debemos preservar”, en contraposición al resto del mundo pobre y asediado por conflictos bélicos, desastres naturales y olas de refugiados, al que calificaba de “jungla”. Cierto es que esta “jungla” ha sido abonada durante décadas por las multinacionales europeas y sus ejércitos, junto a sus compinches de EEUU, a través del saqueo económico e incontables intervenciones militares,

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El 17 de octubre, la prefectura de París prohibió una reunión, que iba a llevarse a cabo en la Bourse du Travail al día siguiente, para exigir la liberación del activista palestino Georges Ibrahim Abdallah, detenido en Francia durante casi 40 años. En la tarde del 18 de octubre, en el momento de la reunión, la Bolsa de Trabajo de París fue clausurada bajo la vigilancia de la CRS (policía antidisturbios).

La guerra plantea todas las cuestiones de manera aguda y pone así a prueba todas las tendencias. La guerra en Ucrania ha provocado una serie de escisiones en los partidos comunistas de varios países, además de provocar divisiones entre ellos. Para avanzar es necesario volver a una auténtica política leninista, en esta y en todas las cuestiones.

Alemania, que alguna vez fue aclamada como el baluarte de la estabilidad europea, está entrando en un período de profunda agitación. La era del crecimiento económico y la paz social están llegando a su fin. Alemania está experimentando una crisis intensa, y todos los pilares de su antiguo «modelo de éxito» se están desmoronando, provocando profundas divisiones en la clase dominante y un fermento entre las masas.

En agosto pasado, el Ministro de Trabajo Adonis Georgiadis presentó el nuevo proyecto de ley del gobierno de Nueva Democracia sobre asuntos laborales y de seguros, el cual destruirá las protecciones más fundamentales que aún le quedan a los trabajadores. En palabras del propio ministro: “nuestro objetivo es hacer que las relaciones laborales sean más honestas entre nosotros [es decir, los trabajadores y los patronos]”, explicando que gran parte de lo que el proyecto de ley codifica ya está sucediendo, de manera informal. Expresó sus intenciones de manera explícita: darle todo el peso de ley a la explotación cada vez más intensa de la clase trabajadora.

El debate sobre la amnistía a los procesados y condenados por el referéndum independentista catalán del 1 de octubre de 2017, está concentrando toda la atención política en relación a la investidura de Pedro Sánchez. Se calcula que hay unas 3.000 personas encausadas, muchas de ellas ya condenadas, no sólo por la organización del referéndum del 1-O, sino también como consecuencia de la represión al movimiento independentista en el período posterior.

El sábado 16 de septiembre en Trieste, Italia, camaradas de Sinistra Classe Rivoluzione, la CMI de Italia, que tenían  una mesa de difusión como parte de la campaña “¿Eres comunista? ¡Entonces organízate!”, fueron repentinamente atacados por matones fascistas, que derribaron el puesto, agredieron físicamente a los tres camaradas y luego huyeron. Unas horas antes, la página nacional de otra organización fascista había colgado un cartel de nuestra campaña.

Si la reunión de las principales economías del Grupo de los 20 (G20) en la India pretendía ser una muestra de unidad contra Rusia, logró producir precisamente el resultado opuesto.

El Mediterráneo puede ser un paraíso para los turistas, pero es al mismo tiempo un cementerio, donde al menos 27.000 inmigrantes han muerto en intentos de cruzar la frontera desde que comenzaron los registros en 2014. El nuevo acuerdo de migración de la UE se nos vende como la mejor oportunidad para una solución «más estructurada» a este «problema»: distribuir a los inmigrantes de manera más equitativa en todo el continente. En realidad, no hará nada para aliviar la pesadilla y simplemente equilibrará mejor los intereses reaccionarios de las potencias europeas.

El fracaso de la contraofensiva ucraniana ha puesto de manifiesto todas las contradicciones del esfuerzo bélico ucraniano. El descontento cunde en el ejército y entre la población civil, al tiempo que los aliados occidentales de Ucrania empiezan a echarse para atrás y a hablar de negociaciones.

Cuando ayer la noticia del fallecimiento de Ievgeni Prigozhin llegó a los titulares, los expertos habituales aparecieron en nuestras pantallas de televisión con la presteza de una bandada de buitres, ansiosos por recoger los huesos de un animal muerto en la sabana africana.

Estamos presenciando una profunda crisis de legitimidad y descomposición moral de todo el sistema capitalista. El último drama legal del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es solo uno más en una interminable sucesión de escándalos, errores y disputas internas del establishment en todos los niveles. Desde el parlamento hasta la policía, pasando por la prensa y las instituciones religiosas, cada pilar del gobierno burgués se está pudriendo desde adentro. ¿Por qué está sucediendo esto, por qué ahora y qué significa para la lucha de clases?

Un número sin precedentes de incendios forestales ha hecho arder Europa en el último mes. Nueve países mediterráneos se han visto afectados, lo que ha provocado que muchas personas pierdan sus hogares e incluso sus vidas. Estas son las consecuencias mortales de la catástrofe climática del capitalismo.

Boris Kagarlitsky, uno de los sociólogos de izquierda más destacados de Rusia, fue detenido el 25 de julio y trasladado a Syktyvkar (República de Komi, Rusia) el 26 de julio. El mismo día, el tribunal local lo puso bajo custodia durante dos meses por cargos de “justificación del terrorismo”. Si el tribunal lo declara culpable, Kagarlitsky podría pasar hasta 7 años en prisión.