Chile: ¡continúa la huelga indefinida en la mina de cobre más grande del mundo!

Hace 46 años durante el gobierno de Salvador Allende, se votó de forma unánime en Congreso la nacionalización del cobre chileno. Durante la asesina dictadura pinochetista, se abrió el camino a la inversión extranjera, que en la actualidad se lleva más de las dos terceras partes del beneficio que produce la explotación de este recurso y quienes lo trabajan. Aún así lo que queda para el país constituye el 13% del PIB, y se le ha llamado “el sueldo de Chile”. Mientras la empresa estatal CODELCO es la mayor productora de cobre de mina del mundo, la mina a tajo abierto con la mayor producción cuprífera del mundo es Minera Escondida, controlada por BHP Billiton.

 

2.500 trabajadores del sindicato Nº1 de esta empresa se encuentran en huelga indefinida desde el 7 de febrero, hace más de un mes. Se movilizan ante la ofensiva de la transnacional anglo-australiana, que quiere quitarles beneficios acordados previamente, disminuir sus salarios en un 14% y recortar sus tiempos de descanso dentro y fuera del horario laboral. Todo esto para generar más utilidades, según denuncia Carlos Allendes, vocero del sindicato. Los trabajadores, demandan un aumento de sus salarios en un 7%, así como un bono por término de conflicto de 25 millones de pesos chilenos, igualdad de beneficios entre trabajadores nuevos y antiguos, y por supuesto, como mínimo para iniciar negociaciones, mantener el piso alcanzado en acuerdos previos. La huelga fue votada con un respaldo de 99% y ya supera a la histórica huelga del 2006. Los mineros se encuentran acampando en el desierto, a más de 3000 mts. de altura, haciendo turnos “7x7” para mantener una huelga que amenazan podrían extender al menos hasta 60 días. El haber pasado un mes de huelga es un hito importante, pues a partir de este momento la empresa está facultada por ley a ofrecer contratos individuales a los trabajadores, como táctica para romper la huelga. Sin embargo la moral y la unidad de los trabajadores continúa alta.

La importancia económica es evidente, al ser una mina que produce 1.200.000 de toneladas anuales. Dos meses de paro supondrían pérdidas para la empresa de unos mil millones de dólares. Pero a su vez, esta huelga marca la pauta para futuras movilizaciones por las negociaciones colectivas dentro del mismo sector que se vienen este año. Todo esto en un clima de despidos masivos en el área, que desde hace años acusa el efecto de la desaceleración económica china (principal comprador), así como el perjuicio con respecto a la fijación arbitraria del precio del concentrado de cobre en la Bolsa de metales, y la insuficiente capacidad para fundir y obtener cobre refinado en Chile, de mayor valor (rol productor sobre el cual China ha venido escalando posiciones en la última década en base al consumo del concentrado chileno). A pesar de estos factores, la  coyuntura immediata ha mostrado una estabilización del precio del cobre, a causa del triunfo de Trump y un aumento de consumo por parte de China.

Los más afectados ante este panorama de crisis en el sector son los trabajadores contratistas, más vulnerables a los despidos, expuestos por el código laboral antiobrero chileno heredado de la dictadura. En este sentido, la huelga de Escondida es una cabeza de puente clave ante la pronta puesta en marcha, este 1ro de abril, de la Reforma Laboral cocinada en el senado por la derecha y la Nueva Mayoría en el gobierno (coalición que agrupa desde la Democracia Cristiana, pasando por el Partido Socialista, hasta el Partido Comunista). Entre otras cosas, el nuevo Código Laboral permite que si los trabajadores contratistas se van a huelga, la mandante puede contratar otra empresa para realizar los servicios, haciendo inefectiva la medida de paralización tomada por los trabajadores y legalizando el esquirolaje. Y es este un punto crítico a tener en cuenta en la presente movilización en Minera Escondida. La empresa ya ha intentado hacer ingresar grupos de contratistas como rompe-huelgas, y acusa que los mineros les impidieron el paso. Esta es una brecha que la patronal intenta utilizar para enfrentar a los trabajadores de planta y contratistas.

La empresa ha presentado diversos obstáculos para desviar la atención durante las mediaciones. Ha habido rumores de conversaciones inexistentes entre la Dirección del Trabajo y el sindicato augurando una pronta resolución del conflicto, desprestigian a los trabajadores ante el país, hacen pronósticos alarmistas sobre el impacto en la economía. Mientras, la ministra de Minería, Aurora Williams, se encuentra en Toronto en la feria de exploración minera PDAC 2017, la más grande del mundo en su tipo,  “vendiendo” la tasa de explotación en Chile bajo la marca de un país que “posee una institucionalidad legal que entrega certeza y estabilidad para los inversionistas privados y extranjeros... una Reforma tributaria responsable para financiar mejor educación, perfeccionamiento de relaciones laborales”.

Pero el cobre tiene un significado más profundo en Chile. Ha sido y es un nudo clave que se ha visto en los conflictos y movilizaciones en los últimos años. Desde la lucha de los estudiantes el 2011 por la Educación Gratuita, hasta la más reciente movilización NO+AFP, para acabar con el sistema privado de pensiones (también heredado de la dictadura). “El cobre es nuestro”, dicen los mineros que se enfrentan a las transnacionales. “El cobre para financiar la Educación” se escuchaba en masivas movilizaciones en solidaridad de trabajadores y estudiantes. La escandalosa realidad es que “el sueldo de Chile” se utiliza para financiar las Fuerzas Armadas y Carabineros, quienes se retiran con pensiones mucho mayores que las miserables pensiones de quienes cotizan en AFP (sin mencionar la corrupción en las FF.AA, como el “Pacogate”). Ellos, los mismos que reprimen a los que luchan. Quienes sin ir más lejos, el 2015 balearon al minero contratista Nelson Quichillao durante la toma de la mina El Salvador. Que asesinaron al estudiante Manuel Gutierrez el 2011. Que persiguen, encarcelan, torturan y asesinan al pueblo mapuche. La lista es demasiado larga. Es el Estado capitalista que dispone de su brazo armado para ahogar las justas demandas que el pueblo y la clase trabajadora pone por delante.

Por todos estos motivos, la huelga de los mineros del cobre no puede verse como un conflicto laboral puntual, sino como una lucha crucial para toda la clase obrera y la juventud chilena. Deben unificarse las luchas en torno a este tipo de demandas históricas de la clase obrera, que emergió combativamente hace más de 100 años del norte salitrero. Los mineros de Escondida deben ser arropados por sus hermanos y hermanas de clase en todo el país. La juventud y los trabajadores deben movilizarse a nivel nacional para exigir a Minera Escondida el cumplimiento de las justas demandas de los mineros. Además, debe ponerse sobre la mesa la exigencia de la renacionalización del cobre bajo control obrero y sin indemnización para las grandes multinacionales.

Por el cumplimiento de todas las demandas del sindicato Nº1 de Escondida.

Renacionalizar el cobre bajo control de los trabajadores.

El cobre para financiar la Educación Gratuita.