Analisis

Publicamos una carta abierta de José Justiniano, dirigente histórico de la Central Obrera Boliviana, que ha sufrido exilio y represión. Esta es una contribución al debate sobre perspectivas y estrategia para el movimiento obrero en Bolivia en la lucha contra la ofensiva de la oligarquía, que pasa por defender y completar la revolución.

La PFP así como uniformados de estado de Sonora, ha ocupado por la fuerza las instalaciones de la mina de Cananea. Un número indeterminado de mineros había sido golpeado y detenido. Al mismo tiempo más de 2000 mineros y familiares se había concentrado para exigir su liberación y delegados de distintas secciones sindicales minera se reunían también en Sonora para preparar nuevas acciones. La batalla apenas comienza.

Acaba el año 2007 como empezó: con una profunda polarización política en el conjunto de la sociedad. Tan sólo han pasado 12 meses y muchos de los consensos históricos que se tejieron hace treinta años están tocados en su línea de flotación. Peor aún, los viejos fantasmas que parecían conjurados han vuelto a cobrar fuerza impregnando todo el debate político.

El resultado del referéndum de la reforma constitucional está siendo utilizado por la burguesía venezolana y el imperialismo para lanzar una intensa ofensiva política. El eje de esta campaña es el llamado  a una supuesta "reconciliación" nacional, al diálogo "entre todos los venezolanos" y la negociación gobierno-oposición.

El anuncio de la posible liberación de tres retenidos por las FARC, la ex diputada colombiana Consuelo González de Perdomo, la ex candidata a la vicepresidencia del país Clara Rojas y el hijo concebido por ésta durante su cautiverio, el niño Emmanuel, han mantenido en vilo a millones de personas en todo el mundo (y en especial en los dos países hermanos bolivarianos, Colombia y Venezuela) durante los últimos días del año 2007 y el inicio del 2008.

La perspectiva para el nuevo año es clara para todos: o el movimiento obrero, campesino e indígena de Bolivia que ha protagonizado esta década de insurgencia popular del país puede afirmar definitivamente sus intereses en el campo económico, político y social, o la oligarquía y el imperialismo destruirán el país, antes que perder su dominio.

El desmoronamiento de la dictadura de Batista y la victoria de la guerrilla desataron una dinámica de polarización política que hundía sus raíces en intereses sociales confrontados, en odios sociales acumulados durante décadas. Fue una conmoción que afectó a la psicología de todas las clases sociales provocando un huracán cuyas fuerzas motrices tenían una gran independencia de los propios protagonistas políticos de aquel efervescente momento histórico.