México: Ante un nuevo e inevitable ascenso de la lucha de clases

La llegada al poder de parte de Fox y el PAN representó un importante cambio en la situación, la caída del PRI tras la derrota electoral de 2000 expresó por un lado el grado de tensión social ya existente desde entonces y por otro el desgaste de una de las herramientas más útiles de la burguesía por décadas para el control del el movimiento obrero, el corporativismo.

El triunfo de Fox significó para la burguesía y el imperialismo la posibilidad de abrir un periodo de “luna de miel” para suavizar las enormes tensiones sociales y poder avanzar de esta manera sobre las contrarreformas que el PRI ya no fue capaz de concluir: la privatización del sector energético, las modificaciones a la ley Federal del Trabajo y la reforma fiscal, principalmente.

No obstante las expectativas, la realidad se encargo de poner las cosas en su lugar: durante el primer año del gobierno de Fox, arrastrado por la perdida de vigorosidad de la economía de los EE.UU., la economía nacional experimentaría por primera vez en cinco años una situación de estancamiento. Y los dos años posteriores reportarían un comportamiento económico similar, derivando ello en un mayor deterioro de los niveles de vida de las familias trabajadoras y haciendo de los despidos un fenómeno aun más lacerante. A lo largo de todos esos años la economía creció a no más de un 0.6% ¡Nada!. Poco duró el gusto y poco duraron las ilusiones que entre un sector de las clases oprimidas se gestaron ante la llegada al poder de un nuevo partido.

La descomposición del régimen.

Así las tensiones sociales más que amainar se incrementaron, derivando ello en importantes y variadas implicaciones políticas. Un caso ha sido el del PRI el cual no sólo no ha podido tener una postura homogénea ante el gobierno de Fox, sino que además ha visto como su crisis como partido se profundiza dramáticamente. Algunos priístas que tienen en Elba Esther Gordillo a su principal exponente se han mantenido fieles a toda costa a sus principios como representantes de la burguesía y han dado una enérgica lucha para hacer de su partido un punto de apoyo para que el PAN y Fox alcancen los votos necesarios en el parlamento para aplicar las contrarreformas.

Por otro lado otros priístas más cautelosos, pero no por ello menos fieles a la burguesía, entre ellos Manuel Bartlett, consideran que lo más conveniente por el momento es no ir tan lejos en las contrarreformas pues ello podría significar el fin de la paz social. Además de que temen que un apoyo descarado a Fox se traduciría en prácticamente la firma de un acta de defunción que les cerraría el camino de regreso a Los Pinos.

Las contradicciones entre estos dos bandos se ha traducido en fuertes enfrentamientos de los cuales ha sacado la peor parte el ala foxista, dando entre otros resultados que Elba Esther Gordillo haya sido destituida como jefa de la banca priísta en la Cámara de Diputados.

El PRI, en tanto representante de la burguesía, formalmente tendría que estar jugando el papel como un instituto auxiliar del régimen y sus políticas, pero la crisis por la que atraviesa no se lo ha permitido del todo. Lamentablemente para Fox esta situación más que mejorar se ha agravado a tal grado que, por ejemplo, Elba Esther Gordillo y sus huestes en la contienda por la gubernatura de Aguascalientes están haciendo campaña a favor del candidato del PAN. Y en el caso de Oaxaca y Veracruz, como lo informó La Jornada del 16 de julio, está conspirando para descarrilar las elecciones en caso de que sean ganadas por su propio partido, el PRI. Eso además de que “la maestra” está colaborando abiertamente para fortalecer la campaña de su entrañable amigo el “candidato ciudadano” Castañeda.

En medio de estas confrontaciones y como uno de los más recientes capítulos de la crisis priísta está la renuncia del de diputado elbista Miguel Ángel Yunes, quien tomo es decisión el 15 de julio pasado antes de que fuera expulsado del partido. Hoy nuevamente se levantan voces de muchos priístas reclamado estridentemente la renuncia de Elba Esther Gordillo al partido o su expulsión.

En todo caso, en cada una de las refriegas internas el PRI siempre ha salido con daños severos y con heridas que ya no pueden cicatrizar. Se esta gestando un nuevo cisma en el PRI con efectos superiores a los de cualquier otro caso del pasado.

Tampoco para el PAN las cosas han sido fáciles, las circunstancias económicas han hecho que éste padezca un acelerado descrédito como partido en el poder dando como resultado que sufriera un marcado descalabro en las elecciones parlamentarias de 2003 perdiendo aproximadamente la mitad de los votos logrados en las elecciones presidenciales del 2000. Este fenómeno de descrédito ha creado serias divisiones entre los panistas tradicionales y los que llegaron a ese partido montados en el “carro” del proyecto de Fox y sus amigos. Los primeros culpan a los segundos de las antipatías contra su partido y tratan de deslindar a éste de todo tipo de responsabilidad frente al fracaso del gobierno. Por su parte la gente del presidente y sus amigos no están dispuestas a ceder un sólo centímetro del poder a los panistas “doctrinarios”, como algunos los denominan.

Ya este ambiente ha provocado fuertes desencuentros entre los diferentes bandos provocándose renuncias en el gabinete como las de Castañeda en Relaciones Exteriores y la Felipe Calderón en Energía. Ahora ya cada uno de ellos por separado, uno fuera y otro dentro del PAN, han iniciado su carrera por la presidencia, siendo esta una expresión de la dispersión de las fuerzas de ese partido.

En buena medida las divisiones al interior de los partidos tradicionales de la burguesía reflejan el estado de animo de la clase dominante. El problema de estas confrontaciones no es el poder por el poder mismo, sino en mayor medida las dificultades que tiene la burguesía para aplicar su programa. Y frente a ello la desesperación y la frustración, e incluso los temores, han generado tensiones y opiniones diversas que se reflejan a través del PRI y del PAN. Algunos sectores de la burguesía se cuestionan la pertinencia de continuar apoyando a Fox y esperar tiempos mejores ante el miedo de que las cosas se salgan de control; otros se mantiene firmes en ese sentido pero cada vez más exigentes en cuanto el cumplimiento de la tarea dado que el tiempo se agota. Unos más debaten de cara a las futuras elecciones presidenciales sobre la idea de buscar una opción diferente dentro del PAN por medio de Felipe Calderón u otro o fuera del mismo regresándole la estafeta al PRI; o por medio de un candidato “ciudadano” como Castañeda.

Sobre cada uno de esos asuntos no hay un punto de vista homogéneo de parte de la burguesía, trasformándose esta cuestión en un elemento más que debilita al régimen. Lo grabe para la burguesía es que sea la opción que sea, ninguna de ellas les puede garantizar un camino seguro hacia las contrarreformas y la estabilidad social.

La contradicción de fondo y sobre el cual gira la falta de claridad de la burguesía, y que se expresa por medio de sus partidos, es que cada vez es más evidente la conformación por una parte de un sector que piensa que una actitud más severa de parte del régimen contra los trabajadores se puede transformar en el punto final de la paz social, y por otra los que opinan que ante los ataques si Fox se muestra firme los trabajadores se sentirán confiados y pasaran a la ofensiva haciendo polvo la más que frágil estabilidad social. Aquí el problema radica en que ambos bandos de la burguesía tiene razón.

El movimiento obrero

El péndulo gira rápidamente a la izquierda

Engels explica que hay largos periodos de la historia en los que las cosas se desarrollan a un ritmo tan lento que parecerá que un sucede nada. Pero que llegado un momento, y dada la enorme concentración de las contradicciones acumuladas a lo largo de varios años, se presentan periodos que abarcan algunos meses y semanas en que lo que acontece todo aquello que no sucedió a lo largo de 20 años. Este es el caso del movimiento obrero mexicano el cual hoy en día reporta una evidente e incuestionable recuperación.

A lo largo de varios años de “liberalismo económico” la burguesía pudo con relativa facilidad aplicar políticas de choque contra los trabajadores; durante ese periodo los gobiernos del PRI pudieron imponer la política de contención de salarios, privatizar a casi toda la industria publica, elevar el IVA al 15%, destruir miles de contratos colectivos, precarizar masivamente el empleo, etcétera.

La explicación de todo ello en buena medida recae sobre el papel de los dirigentes charros del CT y la CTM que por medio del terror, la manipulación y el chantaje lograron contener la ira de los trabajadores. Pero las presiones desde abajo y el descontento poco a poco empezaron a tener sus efectos sobre esta estructura de control obrero encontrando diferentes causes para su expresión. Un ejemplo bastante notorio de ello ya lo fue el voto masivo a favor de Cárdenas durante las elecciones presidenciales de 1988 y que sólo pudo ser derrotado por medio de un monumental fraude. Pero al margen de ello una cosa quedó clara en aquel acontecimiento: los charros ya no podían ser la misma y poderosa maquina de votos que en el pasado habían sido.

La descomposición del charrísimo sindical se continuo desarrollando a la par de que las presiones desde la base se intensificaron; otro resultado de ello fue la escisión sufrida por las centrales sindicales oficiales de la cual surgió la UNT en 1997. Como sea este acontecimiento, el cual fue un duro golpe para la CTM y el CT, también expresó la búsqueda cada vez más insistente de una capa significativa de trabajadores por romper con ese muro de contención llamado “charros”.

Así las cosas gradualmente se fueron complicando para la burguesía hasta llegar a un punto en el que sus planes para avanzar en las partes más relevantes de su programa se enfrentaron con el difícil obstáculo del movimiento obrero. Zedillo fue frenado en varias oportunidades en sus deseos de privatizar a la industria eléctrica.

Con Fox y el PAN en el poder la burguesía esperaba sacarle presión a la olla y bajar las tensiones para allanar el camino hacia las contrarreformas, pero las cosas no salieron como se esperaban. Ya antes sectores clave de la clase trabajadora habían dado muestras de ya no estar dispuestos a continuar tolerando que el gobierno siguiera aplicando sus contrarreformas. Tras la llegada de Fox al poder se necesitaron sólo algunos meses para que esta postura se ratificara. Pero no sólo ello, los resultados económicos y los deseos de la burguesía por cobrarle a los trabajadores a como de lugar el costo de la crisis funcionaron como un acicate para que nuevas capas de trabajadores se decidieran a pasar a la acción.

Bajo estas circunstancias todos los intentos de Fox por privatizar el sector eléctrico, imponer el IVA a alimentos y aplicar la “Reforma Abascal” para la Ley Federal del Trabajo sería respondida con movilizaciones de parte de los trabajadores impidiéndose con ello que estos ataques se cristalizarán.

El incumplimiento de las tareas asignadas provocó el malestar en las filas de la burguesía y el imperialismo tornándose ello en fuertes presiones para Fox. Este factor más el agotamiento del tiempo le restaron margen de maniobra al presidente el cual ya no pudo contar con la posibilidad de seleccionar los ataques y tratar de implementarlos uno a uno, viéndose obligado lanzar varios de ellos prácticamente al mismo tiempo.

Así es como en los últimos meses del 2003, Fox al mismo tiempo que propuso la privatización de la industria eléctrica, puso en el patíbulo al régimen de jubilaciones y pensiones (RJP) de los trabajadores del IMSS, para pocas semanas después enviar al congreso su proyecto de presupuesto publico para el 2004 en el cual nuevamente se reclamaba el IVA para alimentos y medicamentes.

En su momento ya Fox había tenido que enfrentar la ira de los pobladores de San Salvador Atenco, los cuales le obligaron a dar marcha atrás en sus planes para expropiarles sus tierras para construir un aeropuerto. Este suceso por si mismo hizo evidente la debilidad del régimen, al mismo tiempo que se presentaba como un termómetro del nivel de tensiones sociales.

Paralelo a ello el movimiento obrero y social ya empezaba a dar muestras que caminaba con paso firme hacia las acciones unificadas, por ejemplo en la jornada de lucha de marzo del 2003 del movimiento el Campo No Aguanta Mas, fue acompañada por la intervención de telefonistas, electricistas, trabajadores universitarios, etcétera. En esas jornadas fue en donde por primera vez en muchos años los dirigentes plantearon la posibilidad de ir a la huelga general para frenar al régimen. Sin embargo al paso de unos cuantos meses este proceso de ascenso en el nivel de la lucha se vio favorecido, y hasta cierto punto acelerado, por la táctica de Fox la cual ya no tenía otro remedio mas que el de juntar los ataques. Con ello, por decirlo de alguna manera, Fox se trasformo en el “principal promotor” de la unidad del movimiento obrero.

Así para finales del año pasado atestiguamos un hecho que ya resultaba incuestionable: el movimiento obrero había entrado a la escena con nuevos y fortalecidos bríos. Fox y la burguesía tuvieron que pagar las consecuencias: el IVA sería desechado, a la par de que los intentos de entonces por privatizar a la industria eléctrica y de eliminar el RJP del IMSS serían derrotados.

En este proceso de ascenso en la lucha de los trabajadores se presentaría como un punto de inflexión la gran movilización del 27 de noviembre, en la cual más de 200 mil trabajadores reunidos en el Zócalo capitalino entusiastamente se manifestaron a favor de la huelga general para luchar contra la política de Fox. Semanas antes, en buena medida gracias la las brigadas que organizó el SME y a las que se unieron trabajadores de otros sindicatos para recorrer el país, esta consigna de lucha corrió de boca en boca y de asamblea en asamblea como nuca en cuando menos toda una década.

Pero vivimos un periodo que tiene como otra de sus características fundamentales el hecho de que la burguesía no puede solucionar nada en el terreno económico sin que ello exija nuevos y más severos ataques contra la clase trabajadora. Esa condicionantes es un factor de mucho peso en la política de Fox y no puede ser omitida por él. Así, como está pasando en esto días, nuevamente el presidente se ha lanzado a la carga contra el RJP de los trabajadores del IMSS, ahora por medio de una iniciativa avalada por 160 diputados del PRI, el PAN, el PV y Convergencia que pretende que en el Congreso de la Unión sea modificada la Ley Orgánica del IMSS y desde ahí darle punto final a la disputa del RJP e imponerle a los trabajadores la contrarreforma.

La reacción no se ha hecho esperar por parte de los trabajadores y ya se anuncian importantes movilizaciones; además, y debido a las presiones, nuevamente el sindicato del IMSS está amenazando con ir a huelga en octubre si son aprobadas las modificaciones a la Ley del IMSS. El SME y otros sindicatos importantes pertenecientes a la UNT como telefonistas y universitarios ya han anunciado que se unirán a las movilizaciones que se convoquen y que si los trabajadores del IMSS lo hacen, ellos también irían a una huelga nacional.

La consigna de huelga general cada vez cala más hondo entre los trabajadores, si hasta el momento no se ha dado este paso no ha sido por la falta de disposición de la clase trabajadora sino a la indecisión de los dirigentes para pasar a la ofensiva. Pero la falta de decisión para ir mas lejos de parte de los dirigentes no es una cuestión que se explique como un simple acto individual y voluntario. Esta es una cuestión que está sujeta a circunstancias que escapan del control de los dirigentes: nos referimos al grado de tolerancia de los trabajadores respeto a los ataques. Y por lo que se ve ésta se ha agotado.

Fox necesita derrotar a los trabajadores del IMSS por razones económicas: la derrota del RJP podría abrir el camino para atacar el esquema de jubilaciones y pensiones de todos los trabajadores del sector publico y de la iniciativa privada. Ello representaría un importante alivio para las deterioradas finazas del Estado y redundaría en mejores benéficos para los patrones, tan necesarios para ellos en esta etapa de estancamiento económico.

Pero hay otra razón que motiva a Fox en esta lucha contra los trabajadores del IMSS, y es de tipo político: el fracaso de gobierno actual para cumplir con las principales tareas delegas ha desilusionado a algunos sectores de la burguesía los cuales ahora tiene fuertes dudas sobre la conveniencia de continuar otorgando su apoyo a Fox y su grupo político. Esto pone a Fox y a sus amigos en dificultades frente a sus contrincantes fuera y dentro del PAN para mantenerse en el poder tras las elecciones del 2006. Por ello Fox necesita una victoria importante sobre la clase trabajadora para darle una muestra a la burguesía que le permita recobrar la confianza de la misma para que mantenga su apoyo y les ayude de cara a las elecciones del 2006 en la lucha por mantenerse al mando en el timón del Estado. Y para ello ha escogido al RJP del IMSS.

Esta ultima razón también tendrá un peso especifico en la confrontación entre el gobierno y los trabajadores del IMSS. Fox y su grupo están desesperados por lograr un éxito, por ello a diferencia del pasado se requerirá un nivel de lucha superior al de octubre del año pasado para obligarlos a retroceder. Bajo esta perspectiva la posibilidad de que en esta ocasión el IMSS sí se vea obligado a ir a la huelga es más fuerte que nuca.

Si estalla la huelga en el IMSS, las presiones desde abajo podrían forzar a la dirección del SME y de la UNT a pasar de las amenazas a los hechos y convocar a una huelga general. Este posible escenario tampoco puede ser descartado de antemano, máxime cuando ahora el ambiente en general es especialmente volátil. Ello le daría un vuelco total a la situación y abriría un nuevo y más desarrollado episodio en la lucha de clases en nuestro país con significativas e importantes repercusiones políticas.

PRD y López Obrador

Fox abre otro frente en su contra.

Pero las expectativas de las masas en trasformar en algo su realidad no sólo se ha expresado en el frente sindical, sino también a través por medio de poner al PRD y a López Obrador en la mira de millones de trabajadores del campo y de la ciudad como una alternativa electoral para la presidencia en el 2006.

En una etapa en la que la situación económica es cada vez más tortuosa para la mayoría de mexicanos y en la que la burguesía suprime cualquier tipo de reforma, las modestas reformas del gobierno capitalino del PRD se presentan para muchos como un vaso de agua en el desierto. La combinación de estos factores mas la crisis del régimen han hecho del perredista López Obrador el político con mayor reconocimiento popular de todo México y se perfila como el potencial candidato a la presidencia con mejores posibilidades.

Esta posibilidad ha puesto los pelos de punta de la burguesía, a Fox y al imperialismo yanqui, Están tremendamente aterrados pues saben que en caso de que llegue al poder el PRD, al siguiente día inmediatamente habrá una fila gigantesca en la puerta del despacho de López Obrador de desempleados exigiendo empleo, de campesinos solicitando mas y mejores subsidios, de vecinos reclamando servicios públicos, de trabajadores demandando mejores salarios y respeto a sus derechos laborales, de jóvenes exigiendo educación y muchos etcéteras.

Los amos del dinero temen que la presión desde abajo hacia un gobierno del PRD ponga en riesgo el “rumbo económico” del país y que ello impida hasta el más tímido y moderado coqueteo con la idea de continuar con las privatizaciones; temen que la contrarreforma laboral se quede archiva durante algunos años; temen que López Obrador sea obligado dar marcha atrás cuando menos parcialmente en el recate bancario, etcétera.

Pero los mayores temores de la burguesía, el imperialismo y su lacayo Fox, son las lecciones, las conclusiones y la experiencia que pueda sacar el proletariado de una situación de esas características y darle así un giro de 180 grados a la situación trasformándola en un abierto proceso revolucionario.

Fox y Bush quieren evitar a toda costa una nueva Venezuela en el traspatio del imperialismo yanqui. Tal privilegio no se lo pueden permitir pues no sólo están de por medio los privilegios económicos, sino además el temor de las enormes repercusiones políticas al interior del propio territorio yanqui y en particular sobre la robusta y poderosa clase obrera norteamericana. Esta ultima razón por sí misma ya es suficiente para tratar de aniquilar al PRD y a López Obrador como alternativa de gobierno.

Esas son las razones de fondo que explican la campaña salvaje contra el PRD y su potencial candidato. Nos referimos a los videoescándalos, la marcha contra la inseguridad del 27 de junio, las demandas legales por los casos de los predios del Paraje San Juan y El Encino, y ahora el intento por desaforar a López Obrador para legalmente impedir que se pueda postular a la candidatura.

Aun está por concluir este capitulo, pero lo cierto es que cada uno de los intentos por desinflar la imagen del Jefe de Gobierno del DF. han fracaso. Pero lo que sí ha logrado Fox con esta campaña es incrementar la polarización social forzando a la dirección del PRD a convocar a diferentes actos de protesta, algunos moderados como las clausuras de diferentes oficinas de la PGR y otros con un verdadero y contundente peso político como la gigantesca concentración de marzo pasado en el Zócalo capitalino.

Pero otro elemento muy destacado es que con todo ello nuevamente se ha hecho visible en las calles la enorme capa de militantes de base y simpatizantes del PRD; ahora están estirando los músculos y haciendo ejercicios de calentamiento para prepararse para las luchas que se avecinan. Su instinto de clase les indica que Fox no cederá en sus planes sino es por medio de una encarnizada lucha en defensa de su partido.

Conforme se acerque el periodo para que los partidos definan a sus candidatos y las elecciones mismas a la presidencia, los ataques contra el PRD y López Obrador se harán más histéricos. El resultado será que con esa misma proporción aumentará la capacidad y decisión de respuesta de la base de militantes y simpatizantes del PRD, a pesar de que haya para ello todo tipo de resistencia por parte de algunos dirigentes.

De este modo Fox, la burguesía y el imperialismo están preparando un cóctel molotov que trasformará al ambiente electoral en uno delo más convulsivos conocidos en la historia de nuestro país; cuando menos semejante al que se experimento en 1998 en el que las movilizaciones contra el PRI y fraude electoral sólo encuentran comparación con las desarrolladas durante el gobierno de Lázaro Cárdenas en apoyo a la expropiación petrolera.

Fox; más débil y más aislado.

Fox ha abierto diferentes frentes de batalla al mismo tiempo, las circunstancias lo han orillado. Pero para sacar adelante los puntos más importante del programa de la burguesía se requieren algo más que los simples deseos de hacerlo. Entre otras cosas se necesitan sólidos mecanismo de control sobre los trabajadores y al respecto vemos que la autoridad de los charros de la CTM y CT es cada vez menor y que también están divididos. Un importante resultados de estas divisiones es la reciente escisión de la FSTSE provocada por el SNTE y su líder Elba Esther Gordillo.

También a diferencia el pasado, el relevo en el mando del CT con Víctor Flores al frente se dio en medio de fuertes criticas, confrontaciones y una fuerte indisciplina de algunos dirigentes ante la figura del Rodríguez Alcaine. Los años dorados del charrismo sindical son cosa de la historia y no es ninguna garantía seria de estabilidad social en beneficio de los patrones.

También se requiere un régimen fuerte, unido y estable, el de Fox está muy lejos de serlo. Por el contrario su debilidad y aislamiento son cada vez más patentes. La persistencia del grupo del presidente y los excesos para mantenerse en el poder por medio de la figura de Marta Sahagún generó más tensiones y distanciamiento con muchos panitas destacados forzando a Felipe Calderón a adelantarse a los tiempos y destaparse públicamente en sendos actos políticos en Guadalajara y Veracruz como aspirante a la candidatura a la presidencia por parte de su partido, provocando descalificaciones y acusaciones en las que el mismo Fox participó directamente, haciendo con ello más grande la grieta entre los panistas.

Enseguida se conjugaron tres elementos que a la postre se trajeron en un duro revés para Fox: la renuncia publica de su esposa a sus deseos de contender por la presidencia. Nos referimos a un nuevo descalabro electoral para el PAN en las elecciones por las gubernaturas de los estados de Zacatecas, Chihuahua y Durango; al escándalo por los manejos oscuros de dinero de la Lotería Nacional a favor de Martha Sahagún y empresarios allegados a ella (ratificándose de este modo las irregularidades de Vamos México denunciadas en su momento por la prensa británica); y por ultimo la renuncia del secretario particular de Fox y vocero de la presidencia, Durazo Montaño, por medio de una carta que fue publicada por los diferentes medios en la que se expone el papel de la presidencia como promotor de Marta Sahagún en sus aspiraciones presidenciales y la manera en que ésta instancia se ha procedido para ponerle piedras en el camino a López Obrador en beneficio de la esposa del presidente (de acuerdo a Durazo, esa política es la “explicación de muchas tensiones en el país que amenazan a veces con hacerlo estallar”, para después rematar advirtiendo que “si las elecciones no se resuelven en las urnas, se van a resolver en las calles”)

Ante todo ello Fox, Marta y su grupo ya no fueron capaces de continuar resistiendo las presiones y tensiones dando con ello una muestra mas de la debilidad del presidente y empujándolo a un aislamiento mayor.

Las contradicciones al interior del régimen han creado situaciones que han incomodado a algunos de los figuras del Estado y el poder: los altos mandos del ejercito y a los expresidentes, en particular a Luis Echeverría. La debilidad del gobierno ha abierto fisuras que han amenazado con que algunos generales, Echeverría y otros funcionarios de lo que fuera su gobierno sean llamados a rendir cuentas ante la ley por su participación en la guerra sucia contra activistas del movimiento obrero, estudiantil, campesino y otros relacionados con la guerrilla.

Tal situación se ha trasformado en un nuevo desencuentro entre el PRI y Fox. Por su parte los generales montados en cólera han lanzado sendas amenazas por medio del titular del ejercito, el General Vega García, quien ante la amenaza del llamado a rendición de cuantas de algunos oficiales, hiciera llamados a la “reconciliación” y a “olvidar el pasado”. Pero eso sí dejando en claro ellos están en todo el país y tienen las armas para la "defensa de la patria".

Por el momento ya las presiones del PRI y del ejército lograron que fueran rechazadas el sábado 24 de este mes por el juzgado segundo de distrito en materia penal, a cargo de José César Flores Rodríguez, las ordenes de aprehensión solicitadas un día antes por la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp). Es muy probable que al ultimo, por medio de una argucia legal no se pueda procedes contra los responsables y la guerra sucia se transforme en un caso cerrado.

La presión del ejército y el PRI es fuerte pues saben que Fox es un desesperado hombre en busca de popularidad, y que esta búsqueda le podría hacer caer en la tentación de convertir en realidad en algo de sus promesas de campaña sobre las “tepocatas” y las “víboras negras” y las de esclarecer la matanza de octubre de 1968, la represión del jueves de Corpus, en 1971, y la guerra sucia, ofreciendo de este modo algunas cabezas en sacrificio, pues a ya casi cuatro años de distancia no ha caído uno solo de los “peces gordos”. Por eso es importante para ello cancelar esa posibilidad de una vez por todas. En este contexto es en el que se ubican las declaraciones del presidente (PRI), Roberto Madrazo Pintado, asegurando que la “llamada guerra sucia es una cortina de humo que pretende regresar el país al pasado y pone en riesgo la existencia de las instituciones y, por tanto, la del Estado mismo.

Pero para el ejército esas, las tentaciones de Fox, no son la única preocupación, sus declaraciones también reflejan su nerviosismo ante la marcada inestabilidad del régimen al lado de un cada vez mayor caldeado ambiente social y sus temores respecto a qué podría salirse del control las cosas. De este modo las declaraciones del General Vega García se pueden interpretar como una advertencia a Fox ante su incapacidad, y como una amenaza a la osades de los trabajadores y al PRD y López Obrador en caso de que lleguen a constituirse como gobierno.

Ante todo este panorama de inestabilidad la burguesía está tomando medidas para prepararse y confrontar a los trabajadores y las diferentes expresiones que adquieran sus luchas: la marcha contra la inseguridad orquestada por la ultraderecha si bien como su principal objetivo encubierto fue el de instrumentar un ataque más serio contra López Obrador, también de paso funcionó como un ejercicio para ir galvanizando y cohesionado a sus huestes de la pequeña burguesía. Ya veremos como en el futuro, con llamados a “defender la patria”, la ultra derecha intentará convocar a la pequeña burguesía para hacer contramarchas, para intentar romper huelgas o para socavar a un potencial gobierno del PRD tal como lo está haciendo en estos momentos la oligarquía venezolana.

Las complicaciones económicas.

El panorama económico del país no es el más halagador. A pesar del resultado obtenido en el primer trimestre del año en curso en el que el PIB registro un desarrollo del 3.7% con respecto al mismo periodo del año anterior y a pesar de que ello ha motivado a algunos economistas burgueses a afirmar que este año al concluir se experimentara un crecimiento no menor al 3.5%, en realidad esto significa muy poco para revertir el deterioro generado durante los tres años anteriores. Las propias palabras del secretario de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz, ya ilustran el escepticismo sobre la posibilidad de una recuperación firme: cuando en una reunión con inversionistas desarrollada a medidos de julio se le preguntó sobre las perspectivas de crecimiento basadas en los resultados de los primeros meses del año, el secretario respondió tajantemente que "una golondrina no hace verano''.

Uno de los estímulos más importantes para la economía mexicana viene de la economía norteamericana, la recuperación experimentada por el consumo en los EE.UU. a principios de año como sea arrastró tras de sí a México. Pero sobre la economía norteamérica no hay nada seguro aun, su fuerte déficit en la balanza comercial se ha transformado en un pesadísimo lastre. Mientras eso no solucione los EE.UU. irán caminado a tumbos, experimentando breves recuperaciones para nuevamente caer. Esta incertidumbre ya esta poniendo nerviosos a los inversores pues de acuerdo a un reciente informe de la Reserva Federal norteamérica, los extranjeros redujeron fuertemente en mayo el ritmo de sus inversiones quedando estas durante ese mes en 56 mil 400 millones de dólares, mientras un mes antes esa cifra llegó a los 76 mil millones de dólares. De acuerdo al Departamento del Tesoro “esta ha sido la cantidad más pequeña de flujos de capital de inversión desde octubre de 2003, cuando fue de 28 mil 200 millones de dólares”.

Pero la recuperación económica de México sí bien está fuertemente atada a los acontecimientos económicos de los EE.UU., también está supeditada a la competitividad con otros socios comerciales del gigante del norte. A este respecto los datos indican que México ha sido desplazado de su lugar como exportador por China. Hay una “pequeña” razón que marca la diferencia entre ambas naciones: mientras el costo por hora de trabajo pagada por la manufactura mexicana es de 2.29 dólares, en China es cantidad tan sólo asciende a los 0.53 centavos de dólar.

En otras palabras, si la burguesía mexicana quiere recuperar su lugar como exportador a los EE.UU. tendrá que intentar a como dé lugar abatir más sus costos de producción por medio de ataques más severos contra los trabajadores en un momento en que éstos ya han demostrado que nos están dispuestos a seguir pagando los platos rotos. Ambos factores, las necesidades de la burguesía y el ambiente entre los trabajadores, ratifican que el escenario para los próximos meses no puede ser otro distinto al de una mayor confrontación de clases.

La importancia de un programa de clase.

Los diferentes elementos enunciados apuntan hacia un mayor ascenso en la lucha de clases lo cual se traducirá en una importante escuela para los trabajadores. Pero al mismo tiempo las contradicciones como se presentan y la cada vez mayor inestabilidad en todos los terrenos plantea también la posibilidad de que se presenten cambios muy brusco en la situación y con un ritmo e intensidad mayores a los hasta ahora conocidos. Los marxistas debemos estar preparados para tal perspectiva e intervenir de manera oportuna en cada uno de los acontecimientos conforme se vallan suscitando.

Debemos orientar una intervención firme hacia las organizaciones tradicionales de los trabajadores mexicanos, los sindicatos y el PRD, y crear vínculos sólidos con ellos. Nuestra principal tarea es dotar al movimiento de consignas correctas de lucha insistiendo reiteradamente en la necesidad de la unidad en la acción. También es necesario intensificar nuestros esfuerzos agitando en torno a la necesidad de una huelga general, explicando los efectos qué ello tendría sobre el régimen dada su debilidad. Como explico Trotsky, los trabajadores por medio de una huelga general son capaces de demostrar (y comprender al mismo tiempo) que ante ellos, y de manera organizada, el viejo y obsoleto poder estatal es “completamente impotente”.

Debemos insistir en la importancia de una plataforma reivindicativa que unifique a los trabajadores del IMSS, del SME, de teléfonos, universitarios, del magisterio, campesinos pobres y la militancia de base del PRD con todos los demás sectores en lucha. No habrá poder humano ni gobierno alguno capaz de detener a un frente único de trabajadores siempre y cuando éste se base en un programa de independencia de clase que reivindique al socialismo. En condiciones como las que se avecinan el campo para la extensión del programa del marxismo será el más fértil en muchos años.

Debemos llamar a la formación de Comités de Acción en cada fábrica, barrio, ejido, poblado y centros de estudios para que organicen la lucha todos ellos unificados por medio de niveles de coordinación regional, estatal y nacional. ¡Ninguna lucha asilada más!

Pero también es nuestra intervenir en el movimiento empujando enérgicamente una política de independencia de clase y para explicar pacientemente a los trabajadores el programa del marxismo acompañándolos en su proceso de toma de conciencia a partir su propia experiencia en la lucha política, sin ir por delante de ellos.