[Gran Bretaña] Incendio en la Torre Grenfell: inquilinos muertos por un capitalismo atroz

Poco antes de la 1 de la madrugada del miércoles se producía un incendio en el segundo piso de la torre Grenfell, un edificio de viviendas del distrito londinense de Kensington y Chelsea. El incendio alcanzó proporciones descomunales, que acabó devorando las 24 plantas del edificio. El departamento de bomberos desplazó al lugar unos 200 efectivos en 40 camiones, que tardaron más de siete horas en extinguir el fuego.

En el momento de escribir este artículo se ha confirmado que al menos 17 personas han muerto como resultado del incendio, mientras que decenas de personas han sido llevadas a distintos hospitales y están en estado crítico.

Los activistas locales advirtieron durante años de los peligros del edificio, pero ni el propietario, ni la Organización de Gestión de inquilinos de Kensington y Chelsea (KCTMO, en sus siglas en inglés), ni el gobierno conservador (ambos sabían de los peligros) prestaron atención a estas denuncias. Ellos son responsables de las víctimas.

Los testigos del incendio describieron escenas infernales de residentes pidiendo ayuda; dijeron haber visto luces, presuntamente de teléfonos móviles, parpadeando en la parte superior del bloque de piso, niños sacados por las ventanas e, incluso, arrojados para escapar de las llamas, mientras que los trabajadores de emergencia luchaban desesperadamente para rescatar a los atrapados dentro. Esta catástrofe implica a la KCTMO, al gobierno Tory del distrito y al gobierno nacional, que han mostrado una falta de preocupación por la vida de los trabajadores y, por lo tanto, han permitido que esta tragedia ocurriera.

Incompetencia y negligencia

La asociación local, Grupo de Acción Grenfell, ya lo había advertido en una nota en su página web el noviembre del año pasado. “Es un pensamiento verdaderamente aterrador, pero el Grupo de Acción Grefell cree que sólo una catástrofe puede dejar al descubierto la ineptitud y la incompetencia del propietario de nuestro edificio, la KCTMO, y terminar con las peligrosas condiciones de vida y las descuidadas medidas de salud y seguridad a las que tiene sometidos a sus inquilinos y arrendatarios". Trágicamente, su premonición se ha hecho realidad.

La KCTMO es una empresa de gestión, supuestamente sin fines de lucro, encargada de administrar viviendas de protección oficial. Fueron ideadas en 2000 como parte de la estrategia del gobierno de Blair para la privatización. En estos años, los inquilinos han sido testigos del pobre mantenimiento y la especulación. Estas empresas, que escapan al control democrático por parte de los inquilinos, gastan millones en consultores, abogados, oficinas y grandes salarios para los altos directivos, mientras que los hogares que "gestionan" se deterioran sin un mantenimiento adecuado.

El Grupo de Acción Grenfell califica a KCTMO como una "mini-mafia perversa, sin principios, que no tiene ningún interés en responsabilizarse del cuidado y la gestión cotidiana de las viviendas sociales". El grupo alega que en los últimos años alertaron en múltiples ocasiones, tanto al ayuntamiento de la ciudad como a KCTMO, sobre los graves problemas de seguridad contra incendios en la Torre Grenfell.

Un desastre similar pudo evitarse en 2013 gracias a la movilización de la comunidad de vecinos para exigir mejoras, después de un periodo de subidas de tensión por cableado defectuoso.. Sin embargo, la KCTMO no sólo no se preocupó de este incidente e invirtió en la reparación y mantenimiento de sus propiedades, sino que trató de encubrir la gravedad de la cuestión con la ayuda del ayuntamiento de Kensington, que aparentemente "se negó a investigar las preocupaciones legítimas de los inquilinos y arrendatarios".

Bomba de relojería

Lamentablemente, el gobierno conservador había sido advertido repetidamente acerca del riesgo de incendios en estas torres. Aunque no hay precedentes de un incendio de esta magnitud en la historia británica reciente, este incidente recuerda misteriosamente a otro similar que se produjo en un edificio de protección oficial, en 2009, y plantea serias dudas sobre la posibilidad de que suceda de nuevo. En 2009, un incendio en el edificio Lakanal House, en el distrito de Southwark, como resultado de una falla eléctrica, se cobró la vida de seis residentes. La investigación en el incidente encontró que el distrito de Southwark no había realizado una inspección apropiada contra incendios del edificio, pues no identificó una serie de riesgos de incendio importantes. También recomendó que los edificios con riesgo similares estuvieran equipados con sistemas de rociadores de emergencia.

Estas recomendaciones fueron adoptadas por el Grupo Parlamentario sobre Seguridad Contra Incendios, presidido por el laborista y ex bombero, Jim Fitzpatrick, que pidió una revisión completa de los reglamentos de construcción sobre seguridad contra incendios y la instalación de sistemas de extinción de incendios y aspersores en 4.000 torres similares en todo el país. El gobierno se cruzó de brazos ante estas recomendaciones y no hizo absolutamente nada durante cuatro años. El año pasado, el entonces ministro de Vivienda, Gavin Barwell (quien perdió su escaño en Croydon en las elecciones), recibió nuevas peticiones para abordar urgentemente el asunto, pero no hizo nada. Las familias de clase obrera han perdido sus vidas como resultado de esta inacción, pero Barwell, en cambio, ha pasado a ser el nuevo jefe de gabinete de Theresa May.

Asesinato por la clase dominante

Incluso en Gran Bretaña, el capitalismo ha fracasado en proporcionar un nivel de vivienda digno para los trabajadores. Tragedias como el incendio de Grenfell son un resultado directo. A pesar de ser la quinta economía más grande del mundo, las condiciones de gran parte de la vivienda de Gran Bretaña siguen siendo pésimas. En 2015, un quinto de todos los hogares no cumplía con los requisitos básicos de habitabilidad, siendo los peores infractores los propietarios privados. Sorprendentemente, los propietarios privados ni siquiera tienen la obligación legal de ofrecer viviendas "aptas para la vivienda humana". El intento de Corbyn de introducir una ley de este tipo el año pasado fue rechazado por los conservadores por considerarlo "regulación innecesaria". 72 de los parlamentarios que votaron en contra de la legislación eran propietarios ellos mismos, haciéndose explícito que actuaron simplemente para mantener sus propios beneficios parasitarios.

La torre Grenfell está (o solía estar) a un tiro de piedra de las lujosas propiedades multimillonarias, muchas de las cuales están vacías como mera inversión para los ricos del mundo. Tal es la locura y la brutalidad del capitalismo: los trabajadores se amontonan en diminutos pisos donde son literalmente quemados vivos mientras que la clase capitalista goza de un lujo absoluto. No nos equivoquemos: esta tragedia no fue un accidente - fue un asesinato de la clase dominante a manos del gobierno Tory y del ayuntamiento local.

ULTIMA HORA:

La policia cree que pueden haber fallecido calcinadas hasta 150 personas.

Ayer se denunció que KCTMO había recubierto las paredes del edificio hace unos años con material altamente inflamable para "que el edificio estuviera más bonito". Fuentes de los bomberos reconocen que este revestimiento agravó las consecuencias del incendio y hasta pudo estar entre las causas del mismo.

Los residentes denuncian la pasividad de las autoridades en atender a las víctimas, y han sido los vecinos de la zona y organizaciones vecinales, sobre todo musulmanas, las que han organizado la atención a los vecinos y alojado en casas particulares. El líder laborista, Jeremy Corbyn, valientemente, llamó a que fueran requisada las viviendas vacías de la zona de los inversores extranjeros para alojar a la gente que se ha quedado sin hogar.

Se ha convocado una concentración de protesta hoy viernes frente al parlamento de Westminster que se espera masiva.

Las encuestas han catapultado la popularidad de Corbyn y del Partido Laborista, y han hundido la de la primera ministra Mayor y el Partido Conservador. Este trágico hecho podría acelerar la caída de un gobierno crecientemente impopular.