El desmoronamiento de la dictadura de Batista y la victoria de la
guerrilla desataron una dinámica de polarización política que hundía sus raíces
en intereses sociales confrontados, en odios sociales acumulados durante
décadas. Fue una conmoción que afectó a la psicología de todas las clases
sociales provocando un huracán cuyas fuerzas motrices tenían una gran
independencia de los propios protagonistas políticos de aquel efervescente
momento histórico.