Elecciones 2018: balance de una derrota anunciada

Las elecciones municipales y legislativas han sido un punto de inflexión en la lucha de clases, la derrota histórica que ha recibido el FMLN no tiene  comparación alguna con ninguna de las elecciones legislativas y municipales pasadas, incluso los resultados son más crudos que los del año 2012 cuando se recibió un voto de castigo.

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Aunque esta derrota era algo que ya se veía venir, debemos preguntarnos ¿qué muestran realmente estas elecciones? ¿Cuál es la interpretación de este acontecimiento? ¿Quiénes son los culpables de la derrota electoral del FMLN? ¿Qué debemos cambiar para seguir avanzando?

Según los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Arena tendría una arrolladora victoria en diputaciones con un margen de 765,542 votos enteros contra 440,406 del FMLN, lo cual le agencia a Arena la absoluta mayoría en el Parlamento, con la posibilidad de poder ganar alrededor de 39 a 40 diputados; mientras que el FMLN pasaría de tener 31 diputados a tener solamente entre 24-25 diputados —un enorme retroceso en las conquistas de diputaciones—. Además de perder importantes alcaldías en los bastiones más importantes del país como Soyapango, Ciudad Delgado y la joya de la corona: San Salvador.

Estas elecciones han estado marcadas no solo por la baja asistencia que no supera el 50 %, sino también por una buena cantidad de abstenciones en las papeletas (44,380) y votos nulos (165,509), lo cual evidencia el rechazo y descontento de los electores contra los partidos políticos tradicionales y sus candidatos en general. Aunque aparentemente parezca solo un juego de palabras, la realidad es que no fue ARENA quien ganó, sino el FMLN quien perdió. Las elecciones no han sido una sorpresa para nosotros los marxistas, han sido solo la comprobación de nuestras perspectivas trazadas meses antes de las elecciones. La derrota se debe principalmente al desgaste que ha venido sufriendo el FMLN a través de la bancarrota de su política reformista trazada desde la dirección.

Como ya hemos analizado en anteriores ocasiones, hay un malestar de descontento que se ha venido acumulando en contra de la política aplicada por el FMLN desde el Gobierno y la Asamblea Legislativa, la cual no ha avanzado sustancialmente en la emancipación socialista de la sociedad, sino que se ha empeñado únicamente en administrar la crisis del capitalismo en decadencia. Hemos sido testigos, desde la llegada de Mauricio Funes al gobierno central, de cómo el FMLN no ha dejado de transformar su programa cada vez más hacia la derecha, pasando de reivindicaciones correctas y sentidas por el pueblo a decisiones incorrectas que recrudecían los niveles de vida de la clase obrera, entre ellas el endeudamiento externo, la reducción y eliminación de los subsidios, el mantenimiento de las medidas neoliberales, y su actitud pasiva contra nuestros enemigos de clase. Bastaron dos gobiernos del FMLN para que el reformismo implementado les pasará factura: Se dejo de criticar y votar en contra de la deuda externa y se paso a luchar desde el Parlamento para que se aprobará más deuda; dejaron de oponerse a la privatización de las pensiones a votar a favor de una ‘reforma’ que mantuvo intactas las ganancias de las AFP; se abandonó la lucha ardua y cansada en las calles junto al pueblo y adoptaron la lucha cómoda desde los sillones de la Asamblea; se dejo de lado el ataque y desenmascaramiento de la derecha rancia del país a buscar diálogos y consensos con ellos, e incluso a hacer alianzas políticas con ellos, como por ejemplo con GANA; en otras palabras se diluyó todo el programa revolucionario y se dejaron de buscar los cambios estructurales que nos enrumbarian hacia el socialismo.

La dirigencia ha demostrado que es incapaz de comprender que la situación complicada que atraviesa el sistema capitalista no amerita políticas tímidas, sino la aplicación de medidas auténticamente revolucionarias y socialistas. La inversión a programas sociales de la última década, aunque mucho más amplia de la que se hacía en los gobiernos de ARENA, no han podido fortalecer las simpatías hacia el FMLN, la causa de esto no es, como dicen algunos dirigentes, que los trabajadores sean mal agradecidos sino más bien la expresión de que esto es insuficiente y que la única forma en que se pueda seguir gobernando desde la izquierda es aplicando políticas profundas que inicien un proceso revolucionario en contra del capital y su sistema inhumano.

El reformismo ha sobrepasado los limites, el FMLN desde el Gobierno y la Asamblea no puede seguir administrando la crisis del capitalismo; es esta la realidad concreta es lo que está pasando una y otra vez en todos los países de Europa y en América Latina, y ahora lo estamos comprobando en El Salvador. Como lo dice Alan Woods:

“En todas partes es la misma historia. Bajo la presión de los bancos y las grandes empresas, los reformistas se han arrodillado ante el mercado y acatado las órdenes de sus amos. Los dirigentes reformistas han claudicado en defensa del capitalismo. Como resultado, los partidos de izquierda que han aceptado la responsabilidad de llevar a cabo los recortes han sido castigados por el electorado. Hacen el trabajo sucio de la burguesía y, ésta, los descarta como trapos sucios después de haberlos utilizado y desacreditado. Ése es precisamente el papel de la socialdemocracia: desmoralizar a las masas y preparar el camino para un giro a la derecha. Lo hemos visto en España e Italia y, ahora, vemos lo mismo en Francia”.

Voto nulo y el “giro a la derecha”

En absoluto podemos afirmar que Nayib Bukele (NB) fue el causante de esta debacle, como hemos analizado anteriormente, ha sido toda la acumulación de errores de la izquierda lo que ha hecho fracasar al FMLN en estas recientes elecciones. Lo que sí ha hecho NB es profundizar y darle fuerza a ese malestar y descontento de las bases y de muchos trabajadores que en el pasado han sido votantes duros del FMLN. La dirección del FMLN burdamente ha intentado darle un realce a esta farsa, augurando que NB y los votos nulos son los únicos culpables de la derrota, el objetivo fundamental de esto es ocultar sus errores y miopía política. Esto es la expresión más lucida de que esta dirección conduce a las bases al abismo, no sin antes transitar por el camino de la decepción y la apatía.

Ante estos resultados no faltan quienes dicen que las masas giraron a la derecha, en realidad esto es absolutamente falso. Lo que ha pasado en realidad es que se ha disminuido el voto hacia la izquierda pero este no se expresa en votos para la derecha, ¿cómo es posible entonces que las masas estén girando a la derecha? De hecho ARENA también ha perdido votos en comparación de lecciones pasadas y en la capital ha ganado con una reducción drástica de sus votos, por ejemplo la alcaldía de San Salvador se ganó con 24 mil votos menos que cuando la perdió con Edwin Zamora en 2015, pero veamos los datos exactos para ser mas gráficos en esto. Según datos del TSE los votos por Arena en 2012 fueron 106, 955; en 2015 obtuvieron 86,396; y en 2018 ha sido de 62,099. Los resultados para diputaciones expresan lo mismo: los votos por Arena en 2015 fueron 885,373 y por el FMLN 847,289; mientras que en el 2018 Arena ha obtenido 765,822 y el FMLN 440, 584, lo que se muestra es una caída estrepitosa de la izquierda que no se refleja directamente en votos para la derecha. El mismo expresidente de ARENA, Mena Lagos, ha manifestado en una entrevista televisiva después de las elecciones lo siguiente: “Ojalá que Alianza Republicana Nacionalista no mal interprete los resultados. Esta es una derrota para el FMLN y no una victoria de ARENA. ARENA no ha crecido, simplemente al FMLN le dio la espalda su gente”. Las masas están decepcionadas por la dirección reformista del frente que no están siendo una alternativa para solucionar sus problemas más sentidos y ante eso están expresándose de una u otra manera.

Parte de la Comisión Política del FMLN y algunos candidatos a diputados en la lectura del comunicado oficial sobre los resultados electorales Foto Militante BPJParte de la Comisión Política del FMLN y algunos candidatos a diputados en la lectura del comunicado oficial sobre los resultados electorales / Foto: Militante BPJ

Muchos afirman que en realidad el voto nulo no cambiaría nada o que no sería tomado en cuenta porque al final los partidos políticos se repartirían los votos existentes y que además reforzaría a las cúpulas de los partidos, y en parte es cierto, pero esto no significa que no haya tenido impacto o que no se haya cambiado nada. En el lado de la izquierda y de los trabajadores las consecuencias han sido desastrosas, en el próximo periodo nos enfrentaremos a una Asamblea reaccionaria. El voto nulo y la abstención ha sido el canal de expresión de una parte de las masas para manifestar su crítica a la dirección del partido y refleja el cambio de conciencia de estos. Por el contrario de lo que se cree, esto no es motivo de desilusión para nosotros, sino más bien hay que comprender que es la entrada a la escena de muchas personas, jóvenes en su mayoría, a la vida política. Esto se da de forma distorsionada, sí, pero esto se debe solamente a la crisis de las direcciones del movimiento que son incapaces de brindarles una alternativa coherente y revolucionaria.

¿Qué debemos cambiar para seguir avanzando?

Con la nueva Asamblea Legislativa la intensificación de los ataques hacia la clase obrera estará a la orden del día en los próximos meses. El gran culpable de este crimen no ha sido el pueblo trabajador que se manifestó anulando su voto o absteniéndose a participar: ¡La culpa es principalmente de la dirección del FMLN que por su política oportunista cayó en el descrédito y la banca rota!

El malestar es casi generalizado y las críticas hacia la dirección no han cesado en las redes sociales y en los mismos espacios del partido. La respuesta de la dirección ha sido tímida y escueta. Ante esto creemos necesario que los militantes del FMLN podamos analizar a profundidad los resultados electorales, desarrollando asambleas ampliadas en todos los municipios a nivel nacional, ¡se deben abrir todos los espacios de debates posibles! La dirección debe entregar cuentas y exigimos que se nos habiliten los espacios para el debate de las ideas, la crítica y la auto crítica.

Como BPJ nunca hemos negado que luchamos en contra de la burguesía como principal enemigo de la clase obrera, pero también no hemos negado que dentro del movimiento mismo existen traidores y oportunistas, que venden por un par de lentejas los intereses del pueblo. El FMLN está conformado por dos bandos concretos: los que en verdad somos revolucionarios y somos fieles a la revolución, y los traidores oportunistas cuya cabeza ahora ostenta el poder del partido en la Comisión Política, durante años hemos mantenido una lucha implacable contra su política oportunista y desleal a la revolución. Sin embargo, como todo en la vida, hay límites que no deben sobrepasarse y la tendencia de retroceso que marca esta Comisión Política ha llegado a su límite. Hemos llegado a la conclusión de que lo mejor para el partido, para evitar su muerte y desaparición, es que los dirigentes de la Comisión Política depongan sus cargos en una Asamblea General extraordinaria que también inicie el debate hacia un nuevo programa y hacia una nueva dirección con rumbo irreconciliable hacia el socialismo. Una vez depongan sus cargos, para evitar los errores cometidos, la nueva Comisión política deberá democratizar todas las instancias del partido, aperturando el debate interno, retomando la formación política de las bases para enarbolar las convicciones revolucionarias y socialistas. Y para evitar la degeneración burocrática deberá adoptar como principio y norma, lo que ya Lenin recomendaba: ¡Elecciones libres con revocabilidad de todos los funcionarios! ¡Ningún funcionario puede recibir un salario más alto que un obrero cualificado! Adoptando estos principios mitigaremos el oportunismo de muchos.

A estas alturas no nos estamos jugando las elecciones presidenciales sino la vida política del partido histórico de los trabajadores. Necesitamos volver a los métodos tradicionales y sanos de la clase obrera, la lucha de calle, la democracia interna y claramente hacia un programa revolucionario y anticapitalista, el mensaje de estas elecciones puede resumirse en una frase: o damos golpe de timón y rectificamos el rumbo o caemos en picada bruscamente en el próximo periodo.

¡Destitución de los oportunistas de la Comisión Política!

¡Avanzar en la construcción y defensa del programa revolucionario!

¡Revolución o muerte, venceremos!