Estado Español: El lanzamiento de PODEMOS y la unidad de la izquierda

El lanzamiento de la candidatura PODEMOS, para las elecciones europeas de mayo, ha tenido un amplio eco en los medios de comunicación de izquierda y alternativos, así como en las redes sociales y activistas de movimientos sociales, y también en la base de IU. Este eco se ve potenciado por la presencia al frente de PODEMOS de Pablo Iglesias, profesor universitario, que ha adquirido una relevancia importante como participante asiduo en programas de debate televisivos sobre la actualidad nacional en canales como La Sexta y Cuatro, y en la radio.

laraiglesias-250x219En dichos programas de TV, Pablo Iglesias ha ganado una notable autoridad – siendo, en general, el único participante vinculado a la izquierda invitado a los mismos – fustigando con contundencia, por medio de un lenguaje claro y directo, a los periodistas y tertulianos de derechas que participan en esos debates. No es de extrañar, por tanto, que el anuncio del lanzamiento de su candidatura para las elecciones europeas haya sido recibido con simpatía, fundamentalmente entre un sector del activismo popular y de izquierdas no organizado.

Los promotores de PODEMOS afirman haber recibido hasta el momento el apoyo de cerca de 100.000 personas para su proyecto, y están organizando decenas de actos públicos en toda la geografía del Estado español para presentar sus propuestas con la asistencia de miles de personas, fundamentalmente jóvenes. También se están constituyendo círculos de PODEMOS en decenas de pueblos y ciudades.

Desde cualquier punto de vista que se lo mire, es notable el impacto que está teniendo esta iniciativa, que refleja el proceso de politización y radicalización que están experimentando decenas de miles de jóvenes y trabajadores a causa de la aguda crisis económica, política y social que vivimos en el Estado español, y que sienten que deben hacer algo para cambiar la realidad que les rodea.

Pero también refleja otro aspecto importante: desmiente las posiciones anarquistas – que predominaban en ciertos ambientes que decían representar al movimiento del 15M – de que la sola lucha en las calles es suficiente para cambiar la realidad; y reafirma la necesidad de pasar a la acción política para transformar la sociedad.

Por otro lado, la irrupción de PODEMOS también ha creado cierta preocupación en un sector más amplio de la izquierda, vinculado a la militancia y a la periferia de Izquierda Unida, que ve el peligro de una división del voto de izquierdas, en un momento donde PP y PSOE ven declinar sus expectativas electorales e IU las ve crecer.

IU y PODEMOS: La misma base social

Este no es un detalle menor. La base social y el espectro potencial de votantes de IU y de PODEMOS son los mismos. En unas elecciones, si de lo que se trata es de mostrar músculo, de causar un impacto social y un estímulo que sirvan para organizar y levantar la moral de los sectores más activos de la clase obrera y de la juventud, una división en el voto de la izquierda es un hecho negativo. Y un resultado por debajo de sus posibilidades, por la competencia electoral, no serviría ni a IU ni a PODEMOS. En realidad, fortalecería a la dirección socialdemócrata del PSOE, ya que muchos votantes de izquierda sin mucho entusiasmo, podrían sacar la conclusión de que, para asegurar la derrota del PP y dar utilidad a su voto, hay que votar por una lista y unos candidatos que tengan más posibilidades de salir elegidos.

En realidad, no hay ninguna justificación para esta división. IU y PODEMOS no sólo comparten una misma base social e idéntica franja potencial de votantes, sino que no tienen diferencias apreciables en sus propuestas programáticas, como puede comprobarse fácilmente leyendo los discursos de Pablo Iglesias y el Manifiesto fundacional de PODEMOS, junto con las declaraciones y resoluciones de la dirección de IU y el programa aprobado en su última Asamblea Federal.

En última instancia, esto es lo decisivo. Lo que cambia la realidad de los trabajadores, de la juventud y del conjunto de los sectores explotados por el capitalismo, no son los discursos sino la acción política efectiva derivada de un programa.

El mismo programa

Tanto IU como PODEMOS plantean una auditoría de la deuda pública para, según sus mismas palabras, “no pagar la deuda ilegítima”; derogar el artículo 135 de la Constitución que privilegia el pago de la deuda sobre los gastos sociales, repartir el trabajo para reducir el paro, la dación en pago para los desahuciados de sus viviendas y un alquiler social obligatorio para todas las viviendas vacías en manos de bancos e inmobiliarias, el rechazo a las privatizaciones de los servicios y empresas públicas y la nacionalización de las empresas energéticas, el derecho al aborto libre y gratuito, aumentar los salarios y las pensiones, la revocación directa de los representantes políticos, o el derecho a decidir de las nacionalidades históricas sobre su relación con el resto del estado español, entre otras.

Es cierto que PODEMOS, en su manifiesto, plantea “la nacionalización de la banca privada”, que va un poco más allá de la propuesta de la dirección de IU de “crear una banca pública”, aunque no aclara si eso vendría acompañado de la indemnización a sus propietarios ni del necesario control obrero sobre esa banca nacionalizada. En cualquier caso, sí hay sectores en IU que defienden esa demanda. También es cierto que IU, en su programa, plantea la nacionalización del sector energético (como las compañías eléctricas, que se están haciéndose de oro con las subidas de las tarifas) y sin embargo no aparece ninguna mención a este aspecto en el Manifiesto de PODEMOS. La misma ambigüedad se repite en el tema de la nacionalización del sector energético.

En realidad, hay que decir que ambos programas, pese a contemplar medidas muy progresistas que apoyamos, se quedan a medio camino a la hora de dotarse de los instrumentos necesarios para cambiar realmente la realidad. Hay que repudiar claramente la deuda pública en manos de los bancos y grandes inversores que se han lucrado con ella, y nacionalizar la banca, los monopolios que dominan la economía española - y no sólo de las compañias de energía - y los grandes latifundios – sin indemnización, salvo a los pequeños accionistas y ahorradores y en casos de necesidad comprobada – bajo el control democrático de los trabajadores y de la población en general. Sin esto, no habría recursos ni sería posible organizar la economía y planificarla para satisfacer las necesidades sociales que demanda la sociedad, y terminar con todas las lacras sociales que convierten en una pesadilla la vida diaria de millones de personas.

El permanente acoso y hostigamiento que sufren los países latinoamericanos que han llevado, o han tratado de llevar, medidas similares a las mencionadas por PODEMOS e IU (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina) revela que no es un asunto irrelevante ni doctrinario dejar que la oligarquía y el capital financiero sigan dominando la vida económica de esos países, boicoteando desde dentro las reformas progresistas llevadas a cabo por los gobiernos que están al frente de los mismos.

Al margen de esto, no compartimos la posición ideológica de Pablo Iglesias cuando, con la pretensión honesta de convencer para sus ideas “a toda la población”, afirma que ya no tiene sentido hablar de “izquierda” ni de “derecha”, o cuando apela a los “ciudadanos” en general, ni cuando reduce el problema social y económico a la falta de una democracia “real”. Pareciera que los ricos, los empresarios, los banqueros, etc. son simplemente unos pillos que se han pasado de listos, porque no disciplinan sus intereses a las reglas de una “democracia” y de una “justicia” abstractas. Parecería entonces suficiente reformar el sistema, amputando sus lados malos, pero no transformarlo de abajo hacia arriba. Estas ideas, que se presentan como novedosas y superadoras del “dogmatismo marxista”, en realidad nos retrotraen a la época premarxista de los “socialistas utópicos” de comienzos del siglo XIX. Lo cierto es que la desigualdad y las injusticias del sistema son un resultado de la sociedad dividida en clases sociales opuestas – básicamente, entre los que poseen los medios de producción, cambio y comercio, y los que viven de un salario trabajando para aquéllos – que comporta necesaria e inevitablemente la explotación y la apropiación de trabajo ajeno para sostener los privilegios de los ricos. De manera, que sólo terminando con la sociedad de clases, podremos terminar con la barbarie del capitalismo y su sistema.

IU y PODEMOS deben confluir

En muchos activistas y militantes de la izquierda hay bastante confusión sobre las razones del surgimiento de PODEMOS y del por qué no se avanza hacia una confluencia electoral con IU.

La realidad es que PODEMOS surgió por iniciativa de un grupo de intelectuales y comunicadores sociales que no han hecho, hasta el momento, intentos formales de confluir con IU ni de proponer un acuerdo a su dirección, salvo un llamamiento genérico y difuso a la celebración de elecciones primarias abiertas oara elegir un candidato común, realizado a través de los medios. El joven diputado nacional de IU, Alberto Garzón, quien se considera amigo de Pablo Iglesias, lo dejó claro en una entrevista: “Ellos han puesto en marcha PODEMOS y no tengo constancia de que hayan hablado con nadie de IU sobre esto” (Cuartopoder.es 02/02/14).

También es importante remarcar que IU ha impulsado la iniciativa de conformar un espacio político más amplio en el que están participando 40 organizaciones populares y sociales de todo el país, denominado SUMA, al que inicialmente se adhirieron algunos de los promotores de PODEMOS (como la organización Izquierda Anticapitalista), y que luego abandonaron sin dar ninguna explicación.

Precisamente, el lado débil de PODEMOS, más allá de las buenas intenciones de sus impulsores, es su actitud sectaria hacia IU y hacia su militancia, a quienes simplemente ignoran, como si no existieran. Esto se agrava con el error de mostrar una actitud autoproclamatoria que se manifiesta en un cierto desprecio inconsciente hacia la experiencia de movilización, organización y lucha de masas que sus dirigentes dicen representar, dando la sensación de que existe una masa desorientada, pesimista y huérfana a la que sólo le falta la llegada de la fórmula electoral ideal, representada por ellos, para despertarla. Así, podemos leer en el Manifiesto de PODEMOS, frases como las siguientes (las negritas están en el texto original):

“No es extraño el pesimismo y el derrotismo que parecen mostrar sectores a los que, sin embargo, les bastará una chispa de ilusión para salir de esa trampa de la desesperanza.”

En las próximas elecciones al Parlamento Europeo es necesario que haya una candidatura que se ofrezca a la ola de indignación popular que asombró al mundo.”

Necesitamos una candidatura unitaria y de ruptura, encabezada por personas que expresen nuevas formas de relacionarse con la política y que suponga una amenaza real para el régimen bipartidista del PP y del PSOE

“Una candidatura que mueva ficha para convertir el pesimismo en optimismo y el descontento en voluntad popular de cambio y apertura democrática.”

Sin embargo, los barrenderos de Madrid y los vecinos de Gamonal no necesitaron leer este Manifiesto ni esperar a la constitución de PODEMOS para salir a luchar y conseguir victorias resonantes, ni los miles de trabajadores de decenas de empresas que han salido estos meses en huelga indefinida, y siguen peleando.

Sinceramente, creemos que no ayuda este tipo de formulaciones. Como bien dijo Alberto Garzón en la misma entrevista: “[PODEMOS se ha constituido] Al margen de la mayor organización de izquierda alternativa que existe en España, que tiene presencia en todos los municipios” (Íbidem). Hay decenas de miles de militantes y simpatizantes de IU que existen y han jugado un papel de primer orden en todas las luchas obreras y populares de estos años: en los conflictos obreros, en las luchas educativas, en las Mareas y el movimiento de los Indignados, contra los desahucios, etc. Referentes políticos y sociales de primer orden – aun con diferencias y críticas a determinadas posiciones de la dirección de IU – como el propio Alberto Garzón, Julio Anguita, o el dirigente jornalero andaluz Diego Cañamero son militantes de IU.

Por supuesto, que PODEMOS no tiene por qué mostrar una actitud reverencial hacia IU ni ocultar sus críticas a su dirección, ni tampoco mezclar sus banderas con ella. La máxima del frente único es: “Marchar separados, pero golpear juntos”. Sin embargo, da la impresión que los impulsores de PODEMOS pretenden disputar a IU su base social de apoyo electoral y tratar de crecer a su costa sin hacer intento alguno de alcanzar un acuerdo para presentarse juntos a las elecciones. Quizás los dirigentes de PODEMOS temen que el aparato de IU va a negarse al acuerdo o va a imponer todos los candidatos y a suavizar el programa político. Pero esa no es razón para negarse a declarar públicamente su interés en confluir con IU. Todo lo contrario. Si PODEMOS hiciera un llamamiento formal a la dirección y a la militancia de IU a favor de la unidad, y hubiera un rechazo de los dirigentes de IU a un acuerdo, entonces PODEMOS se llenaría de autoridad para salir públicamente a explicar a la militancia de IU y a la sociedad en general que es IU quien se opone a dicho acuerdo, y vería su autoridad política y moral incrementada, al aparecer como el más consecuente luchador por la unidad. Eso, seguramente, le permitiría arrastrar una mayor cantidad de votos de seguidores y simpatizantes de IU de los que va a lograr en las próximas elecciones europeas presentándose en solitario sin hacer el intento de confluir.

En realidad, un llamamiento público de PODEMOS a IU a favor de la unidad generaría tal ambiente y entusiasmo en la izquierda y en los activistas populares, que se crearía una atmósfera irresistible que haría muy difícil cualquier maniobra de la dirección de IU para frenar dicha candidatura unitaria. Y no es tarde todavía para intentarlo.

Las primarias abiertas

Uno de los ejes principales de PODEMOS es su agitación a favor la celebración de elecciones primarias abiertas a todo el mundo para elegir los candidatos en una eventual candidatura unitaria de la izquierda. Esta propuesta, aparentemente ultra-democrática, tiene un contenido profundamente demagógico y antidemocrático que parece escapar a la atención de los dirigentes de PODEMOS.

Las primarias abiertas implican que cualquier persona, de la ideología que sea, podría participar en la elección de los candidatos de la izquierda. Pero una candidatura no es, o no debería ser, más que la portadora de determinado programa político, en este caso de un programa político a favor de los trabajadores, de la juventud y del conjunto de los explotados ¿cómo es posible, entonces, que militantes y simpatizantes de la derecha o de la socialdemocracia – los mismos que defienden las medidas de ajuste y de saqueo al pueblo – participen en la elección de los candidatos de la izquierda? ¿Es que los medios de comunicación burgueses no emplearían sus recursos y audiencia en movilizar a su base social para predisponer a los votantes a apoyar a determinados candidatos de la izquierda contra otros?

Es más, si el sistema de primarias abiertas es el criterio para determinar el carácter democrático de una organización, entonces deberíamos celebrar la democracia burguesa de EEUU, donde tanto el Partido Demócrata como el Republicano eligen a sus candidatos por ese método, o aplaudir al PSOE que lo acaba de adoptar.

Ciertamente, estamos en contra de que los candidatos sean nombrados a dedo por el aparato de IU o de cualquier otro grupo, como es lo usual. Lo que hay que exigir es que los candidatos que propone IU sean elegidos democráticamente en elecciones internas de toda su militancia; es decir, por aquellos que comparten unas ideas básicas y un programa común, y han dado el paso de organizarse para ponerlo en práctica. Si PODEMOS se integrara a IU podría participar en ese proceso, donde existen sectores amplios que simpatizan con algunas de sus posiciones. Ciertamente, estamos lejos de conseguir esto, y el mecanismo de elaboración de listas es imperfecto y está lleno de arbitrariedades. Queda mucho por avanzar en ese camino. Pero mientras tanto ¿qué hacemos? Las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina. En la izquierda y en decenas de miles de activistas populares no organizados se palpa un inmenso sentimiento a favor de la unidad ¿Apostamos al fatalismo de la división, o aprovechamos las condiciones creadas con el surgimiento de PODEMOS para alcanzar un acuerdo que satisfaga a todas las partes y conecte con el sentimiento de unidad de la izquierda y de sus bases? Creemos que esto último es posible y realizable.

La responsabilidad de la dirección de IU

Independientemente de nuestras críticas anteriores a determinadas posiciones de los dirigentes de PODEMOS, creemos que la dirección de Izquierda Unida tiene una gran responsabilidad por esta situación. No cabe duda de que la proyección mediática de Pablo Iglesias es el elemento descollante en el impacto de PODEMOS. Pero también es verdad que este impacto ha tenido mayor incidencia en la masa de miles de activistas populares y, sobre todo, juveniles no organizados que no se sienten representados ni atraídos por la práctica cotidiana de IU ni de sus estructuras.

Pese a la presencia cotidiana de miles de activistas de IU en la lucha en las calles, barrios, fábricas, institutos y universidades, existe un divorcio con la práctica de sus órganos dirigentes. Una práctica que, en gran cantidad de ocasiones, se caracteriza por la vida institucional, el abandono de la calle, el burocratismo, el moderantismo de sus consignas, y la presencia de no pocos arribistas y carreristas en órganos de dirección a nivel local, regional y estatal. Los casos de la dirección de IU-Madrid e IU-Extremadura son elocuentes. En el primer caso, se trata de un ala abiertamente socialdemócrata que obstaculiza la vida y la democracia interna de IU en la región. En el segundo caso, mantienen la posición escandalosa de sostener con sus votos el gobierno del PP en Extremadura. Para ser justos, ambas direcciones regionales están enfrentadas políticamente con la dirección estatal de IU y tienen la oposición mayoritaria de sus bases. Pero también está el caso del pacto de gobierno con el PSOE en Andalucía, que se justifica como un mal menor, pero que convierte a IU en esa comunidad en corresponsable de la política de recortes, con la excusa de que la misma viene impuesta “por imperativo legal” por el gobierno central del PP.

Si IU quiere avanzar en ampliar su base social de apoyo debe romper claramente con esta dinámica, sus dirigentes bajar más a la calle, ampliar la democracia interna en la Federación, y radicalizar su discursos, consignas y programas.

La democratización de la sociedad que proclaman los dirigentes de IU debe trasladarse al seno de la organización sobre la base de: elegibilidad y revocabilidad de todos los dirigentes y cargos públicos de IU por la base, que ningún liberado ni cargo público de IU reciba un salario superior al de un obrero cualificado o, como fue aprobado por la X Asamblea Federal de IU en diciembre de 2012, que su salario no supere en 3 veces el Salario Mínimo Interprofesional (1.935 €); y avanzar hacia un genuino programa socialista de transformación de la sociedad.

Una de las cosas positivas que ha traído el surgimiento de PODEMOS es que ha provocado un revulsivo en las bases de IU, que se han vuelto más críticas y exigentes con la dirección, y está obligando a los órganos dirigentes a mover ficha, a abrir espacios a los sectores más críticos y de izquierda, como Alberto Garzón, Marina Albiol (candidata a las elecciones europeas propuesta por la Federación Valenciana), o el periodista Javier Couso (candidato propuesto por la Federación balear), entre otros; a radicalizar su discurso, a democratizar la elección de dirigentes locales y regionales en muchas asambleas y federaciones, etc. Hay que avanzar por esta senda.

Movimientos detrás de la escena

PODEMOS ha conectado con la suspicacia que existe en muchos activistas hacia el burocratismo y las maniobras de aparato, contra los movimientos entre bambalinas que se ocultan a los militantes y los activistas obreros y populares. Esta suspicacia tiene un contenido saludable y es una precondición para estimular una regeneración de las organizaciones obreras y de izquierda, para que las corrientes y tendencias más democráticas y de izquierda se abran paso en el seno de nuestras organizaciones políticas y sindicales, y desplacen a las más derechistas y burocráticas.

Sin embargo, una tendencia saludable, llevada hasta el final de forma unilateral y sesgada, también puede convertirse en su contrario.

Debemos rechazar el burocratismo de los aparatos que se imponen sobre la opinión de las bases; pero utilizar este hecho para negar la validez general de la idea de partido o de una organización con estructuras, o para fomentar y extender prejuicios atrasados contra la idea misma de organización, es un error y es reaccionario.

Lamentablemente, estamos apreciando en algunos de los discursos de los dirigentes de PODEMOS, empeñados en su carrera por competir electoralmente a toda costa con IU, que están utilizando esos prejuicios que existen en miles de jóvenes y activistas populares no organizados, no para resaltar la idea la necesidad de organizarse políticamente, sino para extender esos prejuicios enfocados hacia IU.

Los impulsores de PODEMOS hacen mucho énfasis en la idea de que son algo nuevo, de que las bases deciden todo, de que la gente debe “empoderarse”, etc. También están impulsando la formación de círculos de organización en torno a PODEMOS. Pero la experiencia no ha dicho la última palabra sobre el sesgo organizativo con el que se conducirá PODEMOS: quién elige a sus representantes y candidatos electorales, cómo se financia y se controlan sus cuentas, quién elabora el programa, qué base programática mínima permite organizarse en PODEMOS, cómo construye su aparato para transmitir sus ideas y organizar su militancia (locales, medios de comunicación, elaboración de octavillas, etc.), etc. Por lo pronto, lo que sabemos - y no hay nada reprochable en esto, al tratarse de dar el paso inicial con la propuesta política y organizativa que representa PODEMOS – es que los promotores y el primer candidato de PODEMOS a las elecciones europeas han sido designados en un círculo restringido de personas.

De la misma manera que hay que exigir a la dirección de IU claridad, luz y taquígrafos sobre sus acciones y decisiones, los compañeros que impulsan PODEMOS también deberían exigirse a sí mismos idéntica claridad en sus actuaciones.

En aras de la coherencia, los promotores de PODEMOS deberían explicar cómo se gestó realmente la formación de PODEMOS y quiénes participaron en la misma. Hay organizaciones políticas, como Izquierda Anticapitalista (IA), que ya mencionamos anteriormente, y otras, que han participado desde el primer momento en la puesta en marcha de esta iniciativa y actúan allí donde tienen presencia como impulsores de los círculos de PODEMOS. Obviamente, cualquier organización tiene el derecho y el deber de impulsar aquellos proyectos políticos y organizativos que crea más útiles, pero sería deseable que se reconociera esto y se explicara públicamente. Dicha información salió a la luz solamente por la filtración de documentos internos de IA.

Por otro lado, sorprende la enorme cobertura que la formación y desarrollo de PODEMOS ha encontrado en el diario online PÚBLICO, algo que no debe ser ajeno a los propietarios privados de este medio. Quizás sea por solidaridad con sus ideas, objetivos, etc. Pero no estaría de más que se reconociera abiertamente. Precisamente, es llamativo que un par de semanas antes del lanzamiento de PODEMOS, se anunciara públicamente con gran profusión que el programa de debate online que dirige Pablo Iglesias, LA TUERKA, pasaría a retransmitirse desde la página web de PÚBLICO. También llama la atención que este diario online, que es muy seguido por la militancia de izquierda, lanzara a la luz hace un año al desconocido e irrelevante Partido X, que tiene una existencia virtual y del que sólo se conocen los nombres de un puñado de promotores con un perfil de profesionales de clase media, y que después de desaparecer de la escena hace meses, vuelven ahora a resurgir públicamente de la mano de PÚBLICO para mostrar su apoyo político y técnico a PODEMOS.

Todo esto tiene cierta relevancia. Los impulsores de PODEMOS tratan de presentar su irrupción en la arena política como un reflejo, y hasta como un mandato directo, de la fuerza y el desarrollo de los movimientos sociales “alternativos” (15M, PAH, Mareas, etc.). Pero la realidad es que PODEMOS no ha surgido como expresión directa o colofón de la articulación de una red “civil” por abajo que ha madurado hasta el punto de dotarse de una expresión política consciente y activa, sino que nace “por arriba”, al margen de la decisión y discusión de los movimientos sociales a quienes dice representar. No es una crítica ni una valoración moral, se trata de una descripción objetiva de los hechos. PODEMOS no nace del tronco “nuevo” de los llamados movimientos sociales al margen de las instituciones establecidas, sino del poder de la imagen que proyectan los medios privados de TV, en torno a una figura mediática cuyos mensajes conectan con un amplio sector de la población. No es, por tanto, el resultado de la decisión libremente debatida y acordada de un movimiento más o menos amplio, más o menos representativo de la sociedad; sino la decisión de un grupo cerrado de personas.

No reprochamos a los impulsores de PODEMOS que hayan tratado de utilizar y de valerse de los medios, escasos, a su disposición para dar el salto a la lucha política, ya sea a través de grupos políticos y medios de comunicación afines, pero es lícito exigir a los compañeros que impulsan PODEMOS a que lo reconozcan francamente en interés de la claridad y de la honestidad política que ellos mismos defienden.

Una vez más sobre la unidad

Las elecciones europeas tienen una importancia grande, pero son sólo una primera etapa hacia la tarea que debe unirnos a todos los militantes, simpatizantes y seguidores de IU y PODEMOS, como es derribar al gobierno del PP.

Indudablemente, una derrota clara del PP en las elecciones europeas de mayo puede acelerar el desprestigio social de la derecha y exponer abiertamente ante la población la debilidad y falta de base social del gobierno de Rajoy. Pero igual que hacer realidad esta perspectiva más que probable, tiene tanta o más importancia que la izquierda representada por IU y PODEMOS consiga los resultados más positivos que potencialmente les sean posibles. Los compañeros de PODEMOS dicen que no quieren conformarse con sacar un 15%; nosotros y la militancia de IU, tampoco.

Pero lo único que garantiza superar ese porcentaje y avanzar en la perspectiva de un gobierno verdaderamente representativo de los trabajadores y las capas explotadas de la sociedad, es la unidad de las organizaciones y movimientos que defienden con coherencia y contundencia los intereses de los explotados y marginados por el sistema capitalista. Los dirigentes de IU y PODEMOS tienen la responsabilidad, por tanto, de impulsar un frente único político y electoral y superar sus recelos de aparato. Millones de trabajadores, jóvenes, parados, profesionales y pequeños comerciantes arruinados, así lo esperan y lo demandan. La pelota está, pues, en su tejado.

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