Economía

A medida que la sociedad comienza a reabrirse, la clase dominante espera una vuelta a la "normalidad". Pero el futuro no se parecerá en nada al pasado. Se avecina una profunda depresión que amenaza con lanzarnos atrás hacia la década de 1930. Debemos luchar por la revolución.

Editorial de Lucha de Clases nº 66 - La economía española experimentará en 2020 el mayor retroceso de todas las economías del mundo desarrollado, un 12,8% según el FMI, frente al 10,2% de la zona euro y el 4,9% de la economía mundial.

Al calor del auge del movimiento feminista y de las luchas contra la opresión de la mujer, sectores de la izquierda y del propio movimiento feminista han vuelto a rescatar la idea del “salario para el ama de casa” y a calificar el trabajo doméstico realizado por el ama de casa como un trabajo “no remunerado” que se ahorran los capitalistas ¿Cuál es la posición del marxismo sobre esto?

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del pasado 29 de abril, 1.600 millones de trabajadores del sector informal perderán el 60 por ciento de sus ingresos después de un mes de crisis. En los países más afectados, las tasas de pobreza entre los trabajadores informales aumentarán hasta un 84 por ciento. A medida que la crisis avanza, los trabajadores en situación de precariedad se enfrentan al desastre.

La crisis económica que se está gestando a tiempos acelerados golpea cada vez más fuerte a los sectores populares. La catástrofe a la que se encamina el capitalismo va girando cada vez más el eje del debate político y económico por sobre el eje de la pandemia. Y la situación política puede girar muy rápido en este sentido.

El FMI declaró a principios de abril que hemos entrado en la “peor crisis económica desde la Gran Depresión”. Ayer, su perspectiva fue confirmada tras la publicación de cifras por parte de los EEUU que mostraban una caída del 4,8%. Hoy, las cifras revelan una contracción del 3,8% en el primer trimestre en la Eurozona. La desastrosa gestión de la pandemia del coronavirus ha agudizado una crisis que ya se estaba gestando.

La producción mercantil es inherente al capitalismo, se produce para el mercado y para obtener la tasa de beneficios más alta posible. Ese es el leitmotiv en todos los sectores productivos, no se trata ni de satisfacer las necesidades vitales o sociales de la humanidad, ni tampoco de mejorar o cuidar la salud del homo sapiens.

La pandemia que se extiende por todo el mundo ha desencadenado una recesión mundial. La clase dominante está tratando de encontrar los medios para amortiguar este golpe salvaje a la economía. En su desesperación, están rompiendo todas las reglas que han dirigido su política durante los últimos 80 años. El sistema capitalista se enfrenta a la peor crisis de su historia.

Hace tres semanas, Trump anunció aranceles por $200 mil millones de dólares a las importaciones desde China. El anuncio fue recibido con protestas de parte de los chinos, así como por grandes empresas en los Estados Unidos. China respondió con aranceles sobre otros $60 mil millones de importaciones desde los Estados Unidos. Esta guerra com

Las expectativas en la reciente reunión del G7 no eran altas, pero el resultado fue incluso peor de lo esperado. Por primera vez, el G7 terminó sin una declaración conjunta, y con Trump arremetiendo contra Canadá y la UE. La cumbre en Corea del Norte, por otro lado, terminó con todas las sonrisas y una declaración conjunta que prometía paz, desnuclearización y seguridad.

Después de imponer fuertes tarifas en los paneles solares, lavadoras, acero y aluminio, Trump está ahora buscando pelea con China. Sus últimas propuestas apuntan a exportaciones chinas por valor de 60.000 millones de dólares y amenazan con una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo.

A pesar de toda la euforia del último periodo acerca de la recuperación de la economía mundial y el crecimiento bursátil, los acontecimientos han dado un brusco giro a peor. La semana pasada, las bolsas de todo el mundo se derrumbaron.

El gigante farmacéutico Pfizer detendrá la investigación sobre el Alzheimer y la enfermedad de Parkinson, y se espera que despida a 300 investigadores y personal de desarrollo en Massachusetts y Connecticut, en un movimiento que podría obstaculizar seriamente el progreso hacia tratamientos efectivos para estas enfermedades.

La crisis capitalista de 2008 fue rescatada con una enorme transfusión de dinero público hacia los bancos. El sistema ha sobrevivido de esta manera desde entonces.