Acto en Joinville (Brasil) contra la intervención policial en la fábrica ocupada CIPLA

A pesar del ambiente de represión y coerción reinante durante los días previos, se efectuó en la ciudad de Joinville, Brasil, el pasado día Miércoles 13 de junio, el programado acto de rechazo y denuncia a la intervención policial y fascista de la empresa de plásticos CIPLA, que se encontraba bajo control de los trabajadores desde hacia 4 años y medio.

A pesar del ambiente de represión y coerción reinante durante los días previos, se efectuó en la ciudad de Joinville, Brasil, el pasado día Miércoles 13 de junio, el programado acto de rechazo y denuncia a la intervención policial y fascista de la empresa de plásticos CIPLA, que se encontraba bajo control de los trabajadores desde hacia 4 años y medio.

Al acto, que se efectuó a las puertas de la empresa asistieron decenas de trabajadores de la empresa afectada, los miembros del intervenido comité de fabrica, representantes sindicales de diferentes organizaciones sindicales y estudiantiles de Brasil y delegados de empresas tomadas de Argentina, Paraguay y Venezuela

Como se recordará, el pasado 31 de mayo, en horas de la madrugada, la Policía Federal de Brasil allanó y desalojó de manera violenta las instalaciones de CIPLA, en una operación que tomó por sorpresa a los trabajadores que se desempeñaban en dicho turno de trabajo. La orden venía dictada no por el juez natural que ha venido llevando la causa de la toma, sino por un Juez “extraordinario” actuando a instancias del Gobierno Federal , violentando todo el orden legal burgués establecido y nombrando a un interventor vinculado a las organizaciones patronales del sur del Brasil, para “conducir” la empresa durante su incierto futuro.

El interventor, como era de esperar, comenzó a aplicar un programa de acción de características fascistas. La empresa se encuentra militarizada, rodeada y con presencia en las instalaciones de efectivos de la Policía Federal que supervisan el trabajo y los comentarios dentro de la fábrica. Igualmente, procedió a destituir al Comité de Fábrica y a criminalizar a todos sus integrantes, sobre los cuales se ha desatado una ofensiva de acoso personal, tales como intervención de teléfonos, citaciones legales y amenaza de cárcel.

Rápidamente se han comenzado a revertir los logros alcanzados durante el gobierno obrero de la fábrica, como la jornada semanal de 30 horas, que ya fue derogada volviéndose al esquema de las 40 horas. Igualmente se esperan en una primera fase olas de despido y de supresión de beneficios al restaurarse el orden capitalista, e inclusive es de esperarse, el cierre definitivo de la empresa con el objetivo de “borrar” y suprimir de la memoria histórica del proletariado, la experiencia heroica de CIPLA, que demostró durante casi cinco años, que una empresa grande, con mil trabajadores, compleja tecnológicamente y ubicada en el propio corazón del capitalismo brasilero, que pudo funcionar perfectamente, incluso llegando a firmar acuerdos internacionales de colaboración como es el caso del acuerdo CIPLA PEQUIVEN, sin la presencia de los capitalistas, que anteriormente la habían llevado al borde la quiebra.

El día mismo del acto, a primeras horas de la mañana, se hicieron presentes en la “carpa de vigilia y resistencia” instalada desde el primer día de la ocupación en la acera de la empresa, funcionarios de la Policía Federal, los cuales procedieron a entregar una notificación emanada de un Tribunal Estadal, donde se prohibía expresamente la realización del acto pautado, por presuntamente interferir con el normal funcionamiento de la fabrica y por significar una amenaza de “perturbación” al orden de la ciudad.

El acto se efectuó igualmente, pero bajo un clima de acoso, dada la amenaza de represión por parte de la policía, que permanentemente nos rodeaba. Se hicieron presentes las distintas delegaciones con pancartas, banderas y consignas alusivas al atropello realizado. Intervinieron las camaradas pertenecientes al Comité de Fábrica, Serge Goulart y Carlos Castro, quienes con gran indignación y pasión denunciaron lo ocurrido como un “golpe de estado”, que deja en evidencia que las leyes bajo el capitalismo son una farsa y que solo funcionan para proteger los intereses de la burguesía. Hicieron reiterados llamados a los trabajadores de la fábrica a reaccionar y reagruparse en torno al Comité de Lucha.

Representantes sindicales de la CUT, Ferroviarios, de Río Grande do Sul, Estudiantes de la Universidad de Sao Paulo y de organizaciones sociales de la ciudad de Joinville, expresaron igualmente su repudio e indignación ante la acción y denunciaron al Gobierno Federal y al presidente Lula Da Silva de ser “cómplices y alcahuetes” de la acción en contra de la clase trabajadora. Y al interventor, ex profesor universitario, de fascista y “vagabundo”, arrastrado de los capitalistas y corrupto, ya que el sueldo que se le asignó es de 30 mil dólares mensuales.

Cabe destacar que el día antes los compañeros Goulart y Castro habían participado en una audiencia en el Ministerio de Providençia en la capital Brasilia, en la cual el propio ministro les reconoció que la acción venia de parte de ellos y tuvo el cinismo de decir que el gobierno estaba muy molesto por toda la "campaña de difamación internacional" (según ellos) desatada en torno a la solidaridad con CIPLA que se ha concretado en mas de veinte manifestaciones a las puertas de las embajadas de Brasil en todo el mundo. Sin duda alguna el gobierno de Lula cedió a las presiones de la burguesía brasilera que hizo del caso CIPLA punto de honor, y les entregó la cabeza en bandeja de plata.

En las intervenciones de los delegados internacionales participaron los compañeros Eduardo Murúa de Argentina, Cesar e Isidoro del Paraguay y Francisco Rivero como vocero del FRETECO. En todas las emotivas intervenciones se repudió la acción, y se denuncio como un acto que no solo busca restaurar el orden capitalista en la fábrica, sino acabar por todas, con esta experiencia de control obrero, por el “mal ejemplo” que significa para la burguesía brasilera e internacional, al quedar en evidencia ante el proletariado, que no es necesaria la presencia de los capitalistas para que una empresa funcione exitosamente. La existencia de CIPLA, insuflada por los aires ideológicos de la revolución bolivariana continental, sin duda que es como un pequeño coágulo en la sangre de un organismo, que amenaza permanentemente con atascar al sistema y generar una crisis generalizada que puede llevar a su colapso.

El vocero venezolano aprovechó la ocasión para denunciar las pretensiones del interventor fascista de utilizar el cargamento de materia prima que recientemente envió el gobierno revolucionario de Venezuela, y recordó, que recientemente había llegado una resolución emitida por el gobierno del comandante Chávez, donde expresamente queda prohibido el uso de dicha materia prima, la cual solo podía ser utilizada dentro del convenio Pequiven y CIPLA bajo control obrero. Exigió emotivamente el vocero venezolano al interventor fascista, el retiro inmediato de la pancarta ubicada al interior de la fábrica alusiva al convenio suscrito por el Comité de Fábrica y donde aparecen el nombre y la bandera de Venezuela.

Igualmente hizo un símil entre lo que está aconteciendo actualmente con los trabajadores de CIPLA y los sucesos del 11 de abril de 2002 cuando fue derrocado por una ofensiva fascista el gobierno del presidente Chávez. Explicó el venezolano, que así como el pueblo de su país venció el miedo y salio a las calles el 13 de abril a restaurar a la revolución y la dignidad, los trabajadores de CIPLA reaccionarían y harían su propio 13, para expulsar al opresor fascista y restaurar el control obrero.

Al finalizar el acto la mayoría de los participantes nos dirigimos a una reunión convocada por el comité de lucha y resistencia en el centro de Joinville, en la cual se hizo una evaluación política y psicológica de la situación, destacándose la percepción de existencia de terror, desmoralización y agotamiento reinante en los trabajadores de la empresa y las repercusiones de la realización del acto de ese día, siendo significativo que a pesar de la intenciones represivas que habían originalmente, las mismas no se concretaron, lo que evidencia una vez más que la movilización popular y la solidaridad internacional resultan como disuasivo para el enemigo.

En fin, una pequeña pero significativa victoria, en la larga lucha que queda por delante en esta nueva fase de resistencia por parte de los trabajadores de CIPLA, que sin duda han escrito una importante e histórica pagina en la lucha del proletariado internacional, que puso a temblar a la burguesía mundial, y que como decíamos al inicio, dejó en evidencia que es perfectamente posible que la economía funcione sin los capitalistas.